El último barómetro del CIS constata un repunte de la preocupación de los españoles por la corrupción, asunto que se sitúa solo por detrás del paro, el principal problema que citan los ciudadanos. Imagino que no ayuda el carrusel que cada día narran los informativos de nuevos casos, pero también hay casos bastante viejos, como ‘Nóos’, al que IB3 dedica horas y horas de programación en directo con una audiencia de pena. Pero tendremos que concluir que a la gente la corrupción le importa poco diga lo que diga el CIS, porque de lo contrario el PP no seguiría ganando las elecciones y siendo la fuerza más votada a bastante distancia de la segunda, con un candidato a presidente que mandaba sms de apoyo a Bárcenas («Luis, sé fuerte, hacemos lo que podemos») y con una secretaria general que daba indemnizaciones en diferido.

Digo esto porque en Ibiza la corrupción no parece haber inquietado nunca a nadie. Fíjense si no lo que publicó en su columna del sábado en estas mismas páginas el veterano periodista Nito Verdera. Dijo que la Autoridad Portuaria de Balears ha hecho un «traje a medida» para que el Club Náutico de Ibiza renueve la concesión que tiene otorgada desde hace 90 años. A mí que CN Ibiza continúe 35 años más me parece estupendo, pero mejor sería que fuera porque ha presentado el mejor proyecto y no porque se amañe un concurso convocado 8 meses antes, al que ahora se introducen criterios que benefician a una oferta concreta. Eso, a mi juicio, es corrupción. Pero ¿a quién le importa? Es nuestra corrupción, somos los beneficiados y por tanto, miremos para otro lado. El Estado de Derecho nos importa un pimiento.