Tratando de coger el sueño, me enganché al relato en las ondas que hacía la atleta Carlota Serrano de la carrera que estaba ganando. La joven de 29 años compite en los 400 metros vallas pero también se ha lanzado a la aventura de otras pruebas de mayor distancia y combinadas como el triatlón. Desde hace un tiempo está enfrascada en un áspero Extremque arrancó el mismo día que le diagnosticaron un cáncer de mama. Lo suyo son zancadas de lucha contra el cáncer. Justo cuando las sesiones de quimioterapia eran más duras, Carlota finalizó un triatlón. Tocada con un pañuelo de colores recogió su merecidísimo y luchado trofeo. En el sector de natación lució un gorro con el lema: Sí se puede. Carlota ya está a punto de atacar la séptima valla en su particular lucha por la vida haciendo frente a la maldita enfermedad. Tras la última valla afrontará los metros finales para ganar su particular carrera por la vida.

La historia de Carlota me pellizcó el corazón porque son varios los familiares que se han enfrentado al cáncer. A mi padre se le paró el reloj en el minuto 70 de partido. No pudo disfrutar de ese tramo final que te lleva hasta el 90 saboreando los goles que en este caso son los nietos. Apenas disfrutó de los primeros años de Samuel. Hoy, ‘el jefe’ disfrutaría jugando con Jaume y Tonet.

Escuchando a Carlota decidí que plasmaría en este espacio la historia de esta guerrera. Pero a la mañana siguiente, desgraciadamente, Nieves se convirtió en protagonista de este altavoz. Mi tía llevaba años luchando contra el cáncer. La enfermedad estaba ahí, en su interior, pero ella la vencía con su jovialidad, su dulzura, o sus cambios de look, peinados que tenían una causa maligna pero un efecto espectacular en ella. Yayi, como le llamaban sus nietas, llevaba unos días hospitalizada. Esta vez era la definitiva. Josete, Carla y Alba, como Tonet, Jaume y Samuel, nunca caminarán solos. Siempre tendrán un ángel.