Jesús se apareció a sus apóstoles el mismo día que resucitó. Se presenta ante ellos estando cerradas las puertas de la casa por miedo a los judíos. El Señor se presenta en medio de sus discípulos sin necesidad de abrir las puertas porque ya gozaba de las cualidades del cuerpo glorioso. El cuerpo resucitado de Cristo es el mismo que fue crucificado y lleva las huellas de su Pasión. Jesús les dice: "la paz sea con vosotros", es el saludo usual entre los judíos. "Como el Padre me envió así os envío yo". Cristo transfiere su propia misión a los Apóstoles. En esta misión los Obispos, sucesores de los Apóstoles, participan de la misma misión de los Apóstoles, cuyo ministerio, en grado subordinado fue encomendado a los presbíteros, cooperadores del Orden Episcopal.

El Señor les dijo: Recibid el Espíritu Santo, a quienes les perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos. La Iglesia ha entendido siempre que Jesucristo con estas palabras confirió a los Apóstoles la potestad de perdonar los pecados, poder que se ejerce en el sacramento de la Penitencia. El sacramento de la Penitencia, es la expresión más sublime del amor y de la misericordia de Dios con los hombres, como enseña Jesús en la parábola del hijo pródigo ( Lucas, 15, 11-32). Hoy celebramos el domingo de la Misericordia. " Dichosos los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia". La Iglesia recomienda a todos los católicos que sepamos apreciar el uso de la confesión frecuente.Cuando vino Jesús, Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo no estaba con ellos. Los otros discípulos le dijeron: ¡ Hemos visto al Señor! Tomás contestó: Si no veo y no toco, no creeré. A los ocho días estaban de nuevo dentro sus discípulos y Tomás con ellos. Llega Jesús y dice: La paz sea con vosotros. Después se dirige a Tomás: Trae aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente. Respondió Tomás y le dijo: ¡ Señor mío y Dios mío!. El Apóstol Tomás cree profundamente no sólo en la Humanidad de Cristo al que tiene delante, sino también en su Divinidad. Dice el Señor: bienaventurados los que sin haber visto han creído. Jesús hace alusión a nosotros, con tal que vivamos conforme a la fe; porque sólo cree de verdad el que practica lo que cree.