Pese al encabezamiento de este altavoz no voy a hablarles de economía, o quizás sí. Lejos quedan los famosos brotes verdes que, allá por mayo de 2009, auguraba la entonces vicepresidenta económica Elena Salgado. Lejos quedan en el tiempo aunque muchos todavía están esperándolos. Hoy me referiré a los brotes verdes que algunos vecinos me comentan sobre la seguridad en la isla. Es cierto que todavía se siguen perpetrando robos en viviendas de Eivissa y que algunos casos causaron una gran alarma social pero no es menos cierto que los robos se han reducido y que muchos afectados ven con otros ojos la labor de la Guardia Civil. Lo que hace apenas tres meses era desconfianza, inseguridad e indignación se ha tornado en cierta tranquilidad y se respira en el ambiente algo más de confianza.

Los guardias siempre han estado ahí, pese a los recortes -ya se entrometió la maldita economía-. Lo dicho, seguramente los agentes son insuficientes para dar la mejor de las coberturas a la isla pero los que son, están ahí y se han hecho más visibles. Habrá gente que dirá que siguen siendo más insistentes los controles del destacamento de Tráfico que los de Seguridad Ciudadana pero eso va por barrios.

Ahora se trata de no bajar la guardia. Como dijo el teniente Rodríguez ante un grupo de vecinos de Santa Eulària: «en caso de alarma, no duden en llamar a los verdes o a los azules». El trabajo del equipo ROCA y el área de investigación está ahí y ahora debe ser la administración la que dote de efectivos y medios a la Guardia Civil para que los agentes no caigan en el desánimo. El desánimo de la Santa Hermandad que dio origen al célebre ¡a buenas horas, mangas verdes!