En Sant Josep, pese a que en teoría gobierna un alcalde socialista, Josep Marí Ribas ‘Agustinet’, que además es el número 2 del PSOE de Ibiza, han llevado a cabo con la adjudicación de los lotes de playa mediante subasta a mano alzada, una medida de neoliberalismo puro y duro. ¿Quién lo iba a decir? Una adjudicación como esta retrata a la perfección a los impulsores de la medida: gobernantes a quienes les importa un pimiento convertir el salón de plenos en una sala de Christie’s o un zoco, con una puesta en escena sin precedentes en la isla y que avergüenza a cualquiera. El equipo de gobierno de PSOE y Guanyem llegaron al poder con la promesa de poner fin a los excesos y ellos han incurrido en el mayor de ellos, el de sacarles los cuartos sin límite ni criterio de rentabilidad a los empresarios que querían hacerse con uno de los lotes en liza. Solo una cosa importaba: el dinero. Si fuéramos malpensados, incluso podríamos imaginar que la presencia en el regateo de un tipo de fuera, juzgado por narcotráfico, no es casualidad porque así se reventaba por lo alto la subasta con un desconocido que levantaba la mano como los gatos de los chinos. Como no llegamos a ese nivel de maledicencia (aunque motivos no faltan), pensaremos que se trata de una oportunidad de negocio que el consistorio josepí brindó en bandeja de plata a todo especulador que pasase por el lugar. ¿Qué tipo de servicio en las playas cree el alcalde que se puede prestar para hacer el negocio rentable con las barbaridades que se han pagado? ¿Acaso no le suena el concepto de "baja temeraria"? Pero es que ‘Agustinet’ ha dejado bien claro –y nunca agradeceremos suficientemente su sinceridad– cuál era su objetivo durante la operación. "No pediré perdón por aprovecharnos del turismo de lujo", dijo el primer edil. Buscando el provecho favoreció la especulación. Y así está la isla de Ibiza, plagada de especuladores tomando ejemplo de un ayuntamiento de izquierdas que iba a acabar con los excesos.