Pues sí, oficialmente la temporada alta ya está aquí. Robo de hamacas en cala s’Argamassa, quema de tumbonas en s’Arenal, un turista británico precipitado en Platja d’en Bossa, un detenido por robar el equipaje de cinco turistas holandesas en Cala d’Hort, narcotraficantes capturados cuando venían a preparar el verano, docenas de alcoholemias al día... Ya me lo advirtieron a mi llegada a la redacción: la crónica de sucesos engorda día a día con la llegada del mes de mayo.

La isla se mueve al son de la temporada pero empieza a abrirse paso la desestacionalización. Hemos empezado el melón por desestacionalizar la carretera de Santa Eulària. Ya no importa la época del año. Enfilar la principal arteria hacia el norte de la isla es como penetrar en un túnel del tiempo. Prácticamente da lo mismo que sea el mes de febrero que el 18 de agosto. La aventura está asegurada, querido conductor.

La carretera que tendría que ser la principal vía de la isla es el nudo gordiano de Eivissa. El otro día, un amigo de Sant Carles hacía hincapié en que la carretera es de doble dirección. Puede parecer una perogrullada pero lo que venía a decir es que afecta a todos. «A nosotros nos cuesta un mundo ir a Vila. Es un problema para nosotros, pero también para los que quieren subir a lugares como Portinatx».

El invierno se ha hecho cuesta arriba para los usuarios de la carretera, pero el verano se puede convertir en una auténtica odisea.

Una carretera en condiciones evitará los cuellos de botella que hacen que en un trayecto de poco más de 14 kilómetros puedas escuchar dos boletines horarios en la radio.

Probablemente, una carretera en condiciones llevará aparejada también una reducción de la siniestralidad en una vía que cada día registra varios accidentes, siniestros que son un problema añadido en una arteria que se ha convertido en una pesadilla para muchos vecinos de la isla.