Estamos a muy pocas semanas de que abran puertas todos los establecimientos dedicados al negocio de la música, entre los que cabe destacar a las discotecas diurnas y nocturnas, los chiringuitos playeros, los party boats y los beach clubs. A los que hay que añadir toda una serie de bares que se ganan la vida abusando de los decibelios permitidos por las legislaciones en vigor aquí y en toda España. Sucede que los ayuntamientos son los responsables de que su vecindario cumpla las ordenanzas relacionadas con la armonización musical, el ruido y la contaminación acústica que se da en zonas de Sant Antoni, de playa den Bossa y muchas otras. En cambio, el control de la música en el mar corresponde al Estado y para ello basta leer la Ley del Ruido publicada en el BOE.

Sin duda alguna, hay muchos locales que ríen de las ordenanzas que regulan los decibelios permitidos, a los que hay que aplicar el sonómetro y obligarles a instalar limitadores controladores de sonido. El problema que produce la música altisonante no es solamente que atenta contra la libertad y la tranquilidad de los vecinos y de buena parte de nuestros visitantes, sino que se ha demostrado plenamente que hay bebés prematuros, bajo rendimiento escolar y taquicardias por demasiados decibelios. El ‘bum bum’ afecta directamente al corazón, causa también problemas respiratorios y un aumento de mortalidad en la población mayor de 65 años. En pocas palabras, la gente desespera al comprobar que la Administración que no les defiende. Y otra cosa es que la música demasiado fuerte les amarga la vida a demasiadas personas.

En fin, me alegra comprobar que el Consell de Formentera no quiere party boats en la reserva natural, y lo mismo debería hacer los ayuntamientos de Eivissa y de Sant Josep para que las playas de su municipio sean un lugar de relax y de descanso para todos prohibiendo que la contaminación les llegue desde el mar y su actuación debería ir codo con codo con la Delegación del Gobierno. Por último, espero que el Ayuntamiento de Eivissa no permita la instalación de un beach club en Marina de Botafoc, que sin duda amargaría la existencia a miles de personas que residen en la bahía y en el puerto de Eivissa. Así que estamos a la espera de comprobar que los ayuntamientos de la isla de Eivissa hagan cumplir todas las ordenanzas relacionadas con el exceso de decibelios para que tengamos un verano en paz.