Nadie dijo que la política fuese fácil, que ganar unas elecciones fuera algo sencillo. Reconozco que durante muchos días llegué a pensar que la coalición Units Podem Més podía superar al PP en votos, pero no fue así. Podem superó al PSOE, pero nada de ‘sorpasso’. Algunos dirigentes de Podemos ya se veían repartiéndose los cargos de Madrid y sus mensajes eufóricos se desvanecieron durante la noche electoral. En estas elecciones se ha demostrado que el PP sigue teniendo una base social muy amplia, de las que te hacen ganar unas elecciones en solitario. Y que Ciudadanos en Eivissa, con un resultado discreto, o hace cambios en su estructura o tiene poco futuro. Como mucho, la muletilla que necesitará el PP para gobernar. El PSOE también debe meditar si, gobernando en el Consell y en tres ayuntamientos, puede permitirse ser la tercera fuerza política en Eivissa. Para los socialistas mantener el escaño de Sofía Hernanz es todo un éxito. Es para hacérselo mirar. Y Podemos ya lleva un año en el poder, el tiempo suficiente para ver si tienen otra forma de gobernar. Porque el Podemos ibicenco y todos los partidos de izquierdas que se han sumado al proyecto dependen demasiado de la imagen y estrategia de Pablo Iglesias. Y hay cosas que una sociedad moderada, madura democráticamente, ni acepta ni aceptará nunca. Que Maduro diga en plena campaña que los guardias civiles y jueces esperan ya las órdenes de un gobierno de Podemos son tics que a muchos ciudadanos les preocupa. Por eso han salido votos ocultos del PP. Por eso el PSOE ha logrado mantenerse. Y para desgracia de la izquierda, golpe de efecto con el Brexit, otro acontecimiento para movilizar el voto miedoso.