Com si d’una de l’Oest es tractase, el rostre d’un treballador de Baleària va córrer per les xàrcies com si fos el mismíssim Liberty Valance de John Ford.

De la nit al dia, a les xàrcies socials li varen posar preu al seu treball que, ara per ara, és com si a uno li posaren preu pel seu cap.

En los tiempos del 2.0 los carteles con el rostro en carboncillo sobre la leyenda «WANTED» han dado paso a una foto robada tomada con un smartphone de última generación provisto de una cámara de 8 megapixeles. A ese momento foto le sumas una cuenta en Twitter y la salvajada ya está perpetrada.

Hace un tiempo, en este mismo altavoz, trataba los efectos perversos del mal uso de las redes sociales. Quimi Portet, ex de El último de la Fila y de Los Burros, es un buen ejemplo. Y todo por un «café amb llet».

La ‘osadía’ cometida por el camarero gallego ha corrido como la pólvora, especialmente entre los twitteros del ‘pais petit’ de Lluis Llach y Pep Guardiola.

A uno le choca que en los tiempos de la globalización y el mundo sin fronteras, algunos se empeñen en levantar muros. Ya ha dejado de sorprenderme que sean personajes ligados a la denominada ‘intelectualidad’ o la izquierda los que adoptan estas siniestras actitudes.

Semanas atrás, era una trabajadora de la cafetería Can Ady de Vila quien sufría un episodio similar al vivido por Juanjo Hermo. Ady no fue fotografiada pero a cambio recibió un torrente de improperios por parte de un representante público. Su crimen, no entender un «té amb llimona i gel».

Cavallers, ja està bé!