Con la llegada del verano, lo cual ha tenido lugar desde hace unas semanas, las dos islas que componen nuestra diócesis, Ibiza y Formentera, reciben la visita de tantas personas que, con distintas motivaciones, nos acompañarán a los que aquí vivimos. Sean, pues, mis palabras en este artículo un cordial saludo de bienvenida a los visitantes y un ofrecimiento de la vida y la actividad de nuestra Iglesia local a quienes nos visitarán. Y siendo verano a los católicos de Ibiza y Formentera una llamada a renovar el compromiso católico acogiendo debidamente a quienes vendrán a disfrutar de las maravillas con las que el Creador ha dotado a estas tierras y ver en cada uno a un hermano y amigo.

Ibiza y Formentera son capaces de ofrecer un lugar ideal para el necesario descanso y el sosiego, y se puede experimentar como estas islas mediterráneas poseen ricas expresiones de cultura y posibilidades de sana diversión; pueden proporcionar también un ambiente propicio para renovar y acrecentar los lazos familiares, de amistad y de trabajo. Con la actividad de la Iglesia, además, se promueve, entre otras cosas, el crecimiento espiritual, la vida de piedad y también la atención a los más necesitados. Por eso, a quienes nos visitáis en este tiempo de verano mi más cordial bienvenida –que no es mía únicamente sino de toda la comunidad cristiana de Ibiza y Formentera: sacerdotes, religiosos y religiosas, fieles laicos- y el ofrecimiento de la posibilidad de caminar con nosotros tras las huellas de nuestro maestro, Jesucristo Nuestro Señor.

Os deseo que vuestra visita vacacional a nuestras Islas sea un tiempo fecundo para la vida familiar, para el encuentro regenerador y gratificante con tanta gente buena que hay aquí, con quien se pueden establecer lazos de amistad y diálogo, capaces de dar alegría verdadera al corazón del hombre. El tiempo de vacaciones en nuestras Islas os puede ofrecer ocasiones propicias para contemplar la naturaleza hermosa, obra de Dios para el goce del hombre. En efecto, la naturaleza es una manifestación del amor de Dios al hombre que está al alcance de todos. En contacto con la naturaleza, la persona descubre su verdadero lugar, se ve como criatura capaz de dirigirse a su Creador, con lo que fácilmente, de forma espontánea, puede abrirse a la alabanza divina, a la acción de gracias y a la oración, tan necesaria, pues como señala San Gregorio Nacianceno: "Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar".

A lo largo de estos meses hay en nuestra Diócesis muchas fiestas religiosas: San Cristóbal, la Virgen del Carmen, Santiago, Sana Marta, San Lorenzo, la Asunción, San Bartolomé, San Agustín, La Madre de Dios de Jesús, Santa Cruz, San Mateo, etc. Y muy especialmente la fiesta de la Virgen de las Nieves, nuestra Patrona, con el triduo que este año tendrá lugar los días 29, 30 y 31 de julio, concluyendo con la procesión para devolver la imagen de Santa María a la Catedral para celebrar allí su solemnidad el 5 de agosto, y la fiesta de San Ciriaco el 8 de agosto. Todo ello nos recuerda a nosotros y enseña a los visitantes que nuestras Islas de Ibiza y Formentera, desde casi ocho siglos son lugares cristianos y suscita el compromiso de conservar nuestra cultura religiosa y nuestra acción cristiana.

Que el tiempo que paséis disfrutando de las maravillas de Ibiza y Formentera podáis contarlo entre los buenos periodos de vuestra vida por haber compartido con nosotros la fe y el testimonio cristiano, la práctica de la fe y de la Ley de Dios, la escucha de la Palabra de vida y el acercamiento a los Sacramentos, en especial a la Eucaristía y la Reconciliación cuando sea necesario. No se trata de utopías ni de imposibilidades: sencillamente es el ofrecimiento que hacemos a quienes nos visitáis para que podáis tener unas vacaciones diferentes, unas vacaciones que valgan la pena ser vividas y recordadas.