No ha sido ninguna sorpresa el nuevo plante del alcalde de Vila, Rafa Ruiz, a la misa celebrada ayer en la catedral de Eivissa para conmemorar la festividad de la patrona. Llueve sobre mojado y las ideas personales del primer edil pesan más que el sentido institucional. Me gustaría saber qué sentido tiene celebrar una patrona si cuando hay un acto para honrar a la patrona no acudes, dar plantón, dices que no crees en la Iglesia y dejas tu plaza vacía. La religión es un tema muy personal y es cierto que cada uno tiene sus ideas y hay que respetarlas, pero en el caso de Ruiz y alguno más es sobre todo un problema de falta de coherencia, igual que los podemitas con los refugiados. Porque ya hemos contado y comprobado la sonrisa que mostraba Ruiz el día que encendía las luces de las fiestas de navidad, una tradición católica, recordemos. O cuando disfrutó de la cabalgata de los Reyes Magos, también personajes que aparecen en la Biblia. Porque aquí de lo que se trata, parece, es de elegir todas aquellas tradiciones religiosas que al alcalde le puedan interesar en función de sus intereses o afinidades políticas, sus filias y sus fobias. Acudir a un acto religioso no es guay, ni progre, ni es moderno. Me temo que el alcalde es de este tipo de políticos con unos esquemas muy definidos: ser católico es también ser de derechas. Y, de paso, del Real Madrid, el equipo del régimen. Ayer la silla del alcalde de Vila volvió a estar vacía en la misa para honrar a la patrona y es una lástima. Si le molesta todo lo religioso, que cambie las tradiciones, que anule la fiesta del 5 de agosto (tiene votos para hacerlo) e implante otra celebración. El día del Pokemon, por ejemplo. Pero esas cosas quitarían votos y eso está por encima de cualquier cosa.