Lo fácil tras el incendio de s’Espalmador es sumarse a todos aquellos que dicen que sobran turistas, que hay que poner techos, que deben tomarse medidas de control en las playas, en las costas, en los restaurantes y hasta en los supermercados. No lo haré. Lo que sobran son desalmados como el italiano que decidió lanzar una bengala casi a medianoche y su gracia ha quemado casi una hectárea de sabinar en s’Espalmador. Quiero felicitar a los bomberos por su gran trabajo y también a los guardias civiles que trasladaron al italiano a los juzgados permitiendo que viéramos su cara. Con atarle las manos por detrás ya bastaba. Gracias agentes. Me imagino al italiano en su yate, tomando marisco, y después de tomarse varias botellas de Moet Chandon soltar la bengala para hacerse el gracioso ante sus amigos o ante un par de morenas italianas. Debe desconocer (los cretinos tienen flaca la memoria) que las bengalas solo se utilizan en caso de urgencia marítima. Pero no sobran turistas. Sobran tipos como el que el domingo se saltó una cola de coches que esperaban delante de un semáforo en rojo en Platja d’en Bossa. Un tipo con un coche deportivo que se saltó el semáforo en rojo, por supuesto, sin pensar si podía encontrarse un coche de frente. O a los cuatro turistas que el sábado entraron en un súper de Vila sin camisetas y una empleada les tuvo que pedir que salieran. O todos aquellos motoristas que adelantan por la derecha. O incluso algunos vehículos que intentan saltarse las colas por la derecha. Sobran todos esto desalmados, que no vuelvan, pero los turistas que vienen a disfrutar del paraíso que nosotros disfrutamos todo el año no tienen ninguna culpa. Que vuelvan. Les esperaremos con los brazos abiertos.