Hace ya varias semanas escuché una entrevista al economista Guillem López Casasnovas, menorquín, miembro del Consejo de Administración del Banco de España y nada sospechoso de ser próximo al PP, en la que explicaba que el Gobierno de Bauzá, y también el de Rajoy, presumía de austeridad cuando, en realidad, cada ejercicio presupuestario había acabado con déficit. Es decir, gastaron más de lo que ingresaron. Recortaron, sí, pero de forma insuficiente. Y se extrañaba de que la oposición criticase con tanta vehemencia la austeridad y unos recortes que en realidad no se habían producido. Las palabras de López Casasnovas demuestran la facilidad con la que la opinión pública se deja manipular sin analizar la información a la que puede acceder y prefiere seguir a los cuatro o cinco líderes de opinión y repetir sus cuatro ideas sin profundizar. Recuerdo cuando Bauzá llegó al poder en 2007. Tras dejarle unas semanas para que conociese los rincones de su despacho, empezaron las protestas por los ‘recortes’ del Govern. El gabinete Bauzá no estaba gestionando su presupuesto sino el de Antich, pero en los cajones se encontraron miles de facturas sin pagar y muchos proveedores al borde de la quiebra. Sin analizar ni los culpables ni la situación, se sucedieron protestas, manifestaciones y concentraciones, además de las habituales ruedas de prensa de la izquierda contra los «recortes a la ciudadanía» que ellos mismos habían provocado por una mala gestión. Mucho ruido y nulo análisis. Mucha protesta pero sin apuntar a los responsables de la situación. Aún hoy se mantienen estos eslóganes. Lo hizo Sánchez hace unos días en Eivissa cuando dijo que Armengol había devuelto los derechos a los ciudadanos. Imagino que no lo diría por las personas que esperan diez horas para ser atendidas en las urgencias de Can Misses. Puro eslogan.