Tengo un conflicto existencial, propio del independentismo. Quiero independizarme de mi mismo, pero mi cuerpo no me deja. Yo intento ir a la izquierda y mis piernas se van hacia la derecha. Intento mover mis brazos hacia atrás, y sin embargo estos se me ponen a hacer el pino puente. En conclusión popular: ¿Mami. Que será lo que tiene el negro? O dicho de otro modo más científico: ¿Se habrá producido algún incidente-accidente de carácter interno, cuya mayor parte del mismo haya afectado del todo a mis neuronas, y se encuentren estas absorbidas por la CUP? ¿O a caso no serán las derivaciones mentales llevadas a cabo por la CIU,por ahora PDC, cuyo poder, que ya ha hecho pop, no tiene stop, sino mas bien se ha convertido en un sí que spot? Porque hay que ver el lio en el que nos vemos metidos desde que «escup» y «espot», no hacen sino repetir que «estam junts pel sí» y «en comú». Que imagino que al fin y al cabo, lo que todos quieren decir, es que son los mismos perros pero con distintos collares, por mucho que sus ladridos sean de perros grandes o de perros chicos, aunque aquí los chicos ladren más fuerte y más alto que los grandes. Misterios de la vida que hemos de resolver cuando este cuerpecito mío, se ha convertido en río, como canta la bebé o la bebe o como quiera que se llame, porque tampoco es demasiado importante teniendo en cuenta que todos tenemos nombre y luego a muchos nos los cambian llamándonos menos guapos, de todo lo que se le pueda ocurrir al vocifério. Llegados a estos extremos, en donde mi independencia ya no depende de mí, sino de los extremismos de mis piernas, de mis brazos y de más cosas que no quiero citar por inadecuadas e indecorosas, pero que mismamente ayudan gozosamente al independentismo de mi mente, sí les diría que echo de menos a personajes de la talla del Tricicle, La Fura dels Baus, Els Comendiants, Els Joglars con Albert Boadella al frente, o mismamente a los de La Cubana, que por cierto, de cubano poco-poco; pero todos, eso ¡Sí! independientes de verdad, y no como las mariconadas - permitan me que emplee este término tan de Francisco Umbral - con las que nos estamos encontrando últimamente más arriba del delta del Ebro, o del Misisipi, que para algunos es lo mismo, en donde todo el mundo - menos el que no se considere mundo- hace alardes de separatismo. Aquí lo único independiente es el teatro. Pero no el que hacen los políticos, no; sino el verdadero. El de aquellos que se dejaron el pellejo con el riesgo de muerte de la dictadura. Que ahora está «chupao» esto de recorrer calles en manifestaciones infinitas que con los años y el aburrimiento, acaban por convertirse en finitas, en donde se vocifera gratuitamente en ellas y de paso se come fuet y pernil amb tomaca, ¡Eso sí! No resulta pues extraño que luego la mofa continúe en el Parlament, cuya función cada vez hace que ese cuerpo, y al referirme a cuerpo, lo hago al cuerpo legislativo, no al cuerpo de la benemérita ni mucho menos al de Angelina Jolie, sino del que están dotados los órganos de poder democrático se diluya, mismamente como dice la canción de la Trinka, que no podía faltar, por su bravura temidos, en todo mar, conocidos, del Barón de Bidé, y que dice así: ¿Quesquesé se merdé? Oh la lá! Oh! mondié! je feré une filigrane que será una palangane con el chorro incorporé!».