Auméntanos la fe, dijeron los Apóstoles a Jesús. Desde nuestra propia existencia hasta la eterna bienaventuranza que se nos promete, todo procede de Dios como un inmenso regalo. Y, en nuestra vida, uno de los principales dones divinos es la fe. Fe en Dios, Fe en Jesucristo, Fe en la Iglesia. Siempre estamos en deuda con el Señor por todo lo que nos ha dado. Todos debemos conocer y valorar el Credo. Deberíamos rezarlo todos los días.

En la encíclica “ Mysterium fidei” de Pablo VI, se dice que según la historia ha habido una sola eucaristía, la realizada por Jesús con su vida, y con su muerte; en cambio, según la liturgia, es decir, en virtud del sacramento instituido por Jesús en la última cena, ( 5º misterio luminoso del santo rosario) existen tanta eucaristías cuantas se han celebrado y se celebrarán hasta el fin del mundo. En la santa misa, se renueva sacramentalmente el sacrificio de la Cruz. ¡ Misterio de Fe!. La presencia real y verdadera de Cristo entre nosotros, su sacrificio redentor que se renueva en la Santa Misa, todo ello nos obliga a vivir en la caridad de la comunión con todos. Al entrar en una iglesia, lo primero que se sugiere es ir ante el sagrario, donde está Jesucristo de noche y de día, para presentarle el homenaje de nuestra adoración, de nuestra fe y de nuestro amor. ¡ Alabado sea el Santísimo Sacramento!