Todo indica que los ayuntamientos de Sant Antoni y de Sant Josep están dispuestos a combatir la contaminación acústica que degrada la calidad de vida, no permite que el vecindario aborigen pueda vivir en paz y tranquilidad y supone que en sitios ruidosos no quiere alojarse turismo de calidad, y me refiero a las familias con niños que vienen en busca de sol y buenas playas. Pues no, no es así en algunos lugares de los dos municipios mencionados porque los alojamientos hoteleros se llenan de personas que solamente vienen ‘pasarlo bien’ a su manera.

Y se da el caso que en Sant Josep han tenido que expedientar a varias mansiones privadas que organizan fiestas ilegales y la Policía no actúa hasta que recibe denuncias de los vecinos. Y no es solamente en Sant Josep que organizan bataclanes a go - go con lo cual unos cuantos espabilados ganan mucho dinero en pocas horas.

Entiendo que no hay suficiente Policía en la isla para vigilar las zonas en las que pueden montarse fiestas sin permiso, pero sí debería organizar el Consell de Alcaldes algunos grupos de vigilancia que patrullaran por la zonas sospechosas de que habrá algún acontecimiento musical fuera de lugar, y que anuncian en las redes sociales. Posiblemente, las autoridades locales deberían vigilar lo que pasa en la red, ¿porque no? Y también desde el espacio con un dron.

Otro gran problema que tenemos, es la excesiva proliferación de establecimientos de ocio que se pasan cantidad con los volúmenes musicales puesto que en el fondo es un aviso, un anuncio, para los que buscan fiesta no permitida.

Naturalmente, Sant Josep tiene una gran patata caliente en Playa den Bossa, pero también dispone el Ayuntamiento de unas ordenanzas municipales que pueden poner coto al desmadre, algo que también se podría hacer en la zona de Cala de Bou, en la bahía de Portmany.

San Antoni

Por lo que respecta a Sant Antoni, el actual equipo de gobierno municipal quiere poner orden en el West End eliminando terrazas y supongo que controlando también la contaminación acústica. Les deseo toda la suerte del mundo, pero no soy muy optimista. El West End inició su andadura hace unos 50 años, que se dice pronto, pero los intereses creados son tantos que habrá que esperar para ver los resultados. Wait and see!

Por otra parte, opino, ha llegado la hora de solucionar el problema urbanístico de ses Variades, una zona que tiene varios propietarios. A mi modo de ver, una salida podría ser la creación de una zona verde, un parque, y dejar edificar para que la villa pueda crecer de forma moderna y ordenada. A ver si entre todos recuperamos la capitalidad turística de la isla, que Sant Antoni bien merece.