Supongo que a más residentes en Vila les habrá pasado lo mismo que a mí. El otro día llegó a mi cuenta de correo electrónico un resumen de lo que había gastado a través de la App para aparcar en zona azul durante este año. He de decir que, por dejadez, acabé 2015 jurando que tramitaría los papeles para solicitar la zona azul para residentes, esa con la que pagas un poquito menos. Fueron pasando las semanas y los meses y pasado el verano pensé para qué «lo iba a hacer si ya mismo se acaba el año». En tres meses (no he querido mirar más atrás) he gastado más de 65 euros sólo a través de la aplicación del móvil. No es ninguna barbaridad y seguro que hay mucha gente que paga mucho más, pero si a eso le sumas las innumerables vueltas para encontrar un sitio donde estacionar seguro que el gasto es mucho mayor a final de mes. Ahora, la ciudad cuenta con más calles azules por las obras de peatonalización de Vara de Rey. Debido a las obras se han reducido más plazas de aparcamiento en la ciudad con lo cual la gente da más vueltas todavía para encontrar un sitio donde dejar el coche aun siendo invierno. Estoy segura de que Vara de Rey ganará muchísimo siendo peatonal, pero lo cierto es que se debe encontrar una solución para la falta de aparcamiento en Vila. Los párquines disuasorios están ahí, sí, son válidos como una de las soluciones, pero a según qué horas incluso das vueltas o esperas a que alguien se mueva de su plaza para poder estacionar. Aparcar en la ciudad se ha vuelto un calvario y he llegado a escuchar a amigos y conocidos que, directamente, optan por venir lo justo a Vila porque saben que aparcar es una odisea. E incluso hay quien ha puesto su piso a la venta por el problema del aparcamiento. La solución que veo, por el momento, es paciencia y piernas para llegar a los párquines disuasorios.