Cualquier gobernante que se precie sabe que es vital para su supervivencia política hacer de la necesidad virtud. Miren si no al presidente Mariano Rajoy con el asunto del Yak-42, dejando caer a Federico Trillo. Algo así es lo que está haciendo el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Torres, en el asunto del alquiler turístico. Hace falta tener cintura política para llevarse un revolcón de la envergadura del que se está llevando el líder de los socialistas ibicencos y que parezca no solo que el toro no te está volteando, sino que eres tú el que lideras la posición política que meses antes rechazabas. Y todo ello sin perder la sonrisa y la amabilidad que le caracteriza, y que tanto se agradece. Pero no deja de ser un revolcón en toda regla. Lo mejor sería reconocer que uno estaba en el lado equivocado y que se rectifica el error al darse cuenta de que, ya que casi todos los coches vienen en sentido opuesto, lo más probable es que uno se hubiera metido en dirección contraria.

Primero fue la votación en el Consell donde sus socios de Podem-Guanyem y PP le dejaron noqueado al votar juntos en contra del alquiler turístico y dejándole solo. Luego algunos alcaldes, primero el de Santa Eulària y más tarde el de Eivissa, Rafa Ruiz, quienes dijeron que, en sus municipios, naranjas de la china. Viéndolas venir, Torres en su mensaje de Año Nuevo vino a decir que estaba en contra del alquiler turístico en edificios plurifamiliares, pues así se había decidido. Obvió decir que él estaba en contra de la decisión mayoritaria. Y esta semana ya ha sido la definitiva, donde el Consejo de Alcaldes y también los empresarios han dicho que de pisos turísticos, ni hablar del peluquín. Pero lo importante no son los revolcones del president Torres, sino que no haya pisos turísticos en edificios plurifamiliares.