La actual Comunitat Autònoma de les Illes Balears (CAIB), al igual que el antiguo Reino de Mallorca y también la provincia denominada Baleares está formada por los archipiélagos de Baleares y Pitiusas, según varios mapas antiguos. Dicen claramente ‘Balearide: Insulae due’: Mallorca y Menorca, mientras que Eivissa y Formentera son las Pitiusas. Pues no, por obra y gracia de gobiernos centralizadores somos cuatro islas en lugar de dos. Y así nos va. Viene a cuento recordar nuestro pasado ya que los Consells de Eivissa y de Formentera tienen muy pocas competencias y dependen en demasía de Mallorca.

Por ejemplo, es un escándalo que la plaga de serpientes y culebras se haya extendido por nuestras dos islas y todo porque nadie en las Pitiusas ha podido prohibir la importación de olivos desde la península. Y bien sabido es que los ofidios viajan escondidos en las raíces de los mencionados árboles y que están poniendo en peligro la existencia de sargantanes (lagartijas). En cambio, al haberse detectado en varios lugares de la isla de Mallorca la presencia de la bacteria Xylella fastidiosa en árboles frutales sí se han movido los gobiernos para impedir la exportación de árboles hacia la península. ¿Y por qué razones no se dan competencias a nuestros dos Consells para evitar la importación de olivos, que nos inundan de culebras de escalera y serpientes de herradura?

Por otra parte, resulta que los estudiantes universitarios de Eivissa piden equidad respecto a Palma ante la falta de recursos, al tiempo que denuncian el agravio comparativo en que incurre la Universitat de les Illes Balears (UIB) y denuncian la falta de profesores, servicios y material. Por ejemplo, afirman que en Palma tienen ordenadores Macintosh y aquí de la gama más baja. Y para colmo, denuncian los universitarios que «tenemos estructuras académicas del siglo XIX y profesores del siglo XX para alumnos del siglo XXI». Muy fuerte, ¿no?

Hay que proteger a las Pitiusas

Es lo que se ha escrito recientemente en La Vanguardia (LV) de Barcelona, señalando que los tesoros naturales de Eivissa y de Formentera atraen cada veranos a miles de turistas que aportan gran riqueza, pero dice que la masificación comporta el riesgo de degradar los recursos que nos ha dado la naturaleza, de manera que lo que aporta beneficios a corto plazo puede acabar siendo perjudicial a medio y largo plazo. De manera que LV alaba la intención de los Consells de Eivissa y de Formentera de buscar fórmulas para no morir de éxito. En el caso que no ocupa, encuentra muy positiva la propuesta de implantar una euro viñeta (una tasa) para los vehículos que lleguen a las dos islas, amparada en una dirección europea que puede convertirse en eficaz medida para limitar el número cada vez mayor de vehículos que circulan (y colapsan) nuestras carreteras.