Una de las cosas más graves que están sucediendo en España es el cortoplacismo, no se gobierna para mañana, se gobierna a duras penas para el hoy, para el día a día, para ganar las próximas elecciones a cualquier precio, diciendo y haciendo cualquier tontería; no hay planes para nada, ni nuevos modelos productivos en lontananza, se gobierna para la coyuntura no para la estructura y así nos va y así les va a ir de mal a las generaciones futuras gracias a unos votantes incapaces de exigir y a unos políticos apoltronados incapaces de liderar una sociedad y un futuro. Vemos perplejos como este martes la luz ha alcanzado en el mercado precios astronómicos porque después de que Franco y ese genio que fue Juan Benet hicieran los pantanos, la política energética ha sido irracional y de molinillos y no se ha planteado un gran Plan Nacional Energético que sería lo suyo, como tampoco se hizo aquel Plan Hidrológico: con las taifas y sus fronteras por en medio poco margen queda para hacer algo potente en lo colectivo y así estamos con una política energética que ha sido un desastre completo gracias en parte a la vista gorda de algunos de los grandes políticos de la democracia española que salían por una puerta del ministerio o de la presidencia y por la otra puerta entraban en los consejos de las Eléctricas a no hacer nada salvo a mantener esa factura encriptada o jeroglífico de la luz, hecha para que nadie la entienda, hecha para que nadie sepa lo que gasta y hecha para que no se instalen industrias en España y hecha para que unos pocos se hinchen y unos muchos nos quedemos compuestos y a lo mejor sin luz.