El futuro presidente del Parlament se llama Baltasar Picornell, pero todo el mundo le conoce como Balti. Es una evidencia que lleva una larga melena, barba y algunos dicen que se parece a Jesucristo. Acude a protestas animalistas y se declara republicano. Sus propios compañeros han explicado que es un carpintero metálico, lo que siempre se ha conocido como un herrero. No tiene ningún título universitario. No sabemos si terminó el Bachillerato, pero tampoco parece importar mucho. Es muy activo en Twitter y entre todos sus tuits destaca uno en el que muestra su pesar por la muerte de Fidel Castro. Mientras miles de cubanos celebraban la muerte del dictador, Balti estaba apenadísimo, derrotado. En la SER decía Aitor Morrás que Balti lo hará bien, que hará un buen trabajo, y que no hay que preocuparse. Lo mismo dijeron de Xelo Huertas y ya sabemos qué ha pasado con ella. A mí no me preocupa que no tenga título universitario y que lleve una larga melena. Me preocupa, a diferencia de los dirigentes de Podemos, que sepa estar a la altura de la institución, que sea prudente, que recuerde que representa a todos los ciudadanos y no solo a los que piensan como él, y que cuando vaya a ver al Rey, en nombre de todos, no monte shows ni numeritos. No sé si será mucho pedir. También sería interesante que se empape el Reglamento del Parlament porque no es fácil interpretar los plenarios. Algunos compañeros más veteranos llevan años en la Cámara y aún no se enteran. Lo peor de todo es qué tiene que hacer Podemos en el Parlament para que PSOE y Més se planten, den un golpe sobre la mesa, y piensen más en la institución que en seguir en sus sillas. Eso preocupa más que la melena de Balti.