El pasado verano estuvo marcado, en parte, por la polémica sobre la saturación. Parecía (y las sensaciones son libres y personales, por supuesto) que no cabíamos en las playas, ni en los restaurantes ni en las carreteras. Que apenas podíamos caminar por las calles. No me imagino lo que hubiera pasado si no existiese el desdoblamiento del aeropuerto o el de Sant Antoni. Toda la isla se encontraría totalmente colapsada por culpa de los turistas. A mí este debate me parece extremadamente peligroso por dos motivos: uno, que vivimos del turismo. El segundo, que hablar sobre limitaciones en la circulación de personas tiene un tonillo fascistoide que me provoca mucho temor. Los mismos que piden limitaciones y techos de turistas son los que se indignan, y con razón, sobre la torpe política de Donald Trump de impedir el paso a ciudadanos de determinados países a territorio estadounidense. Reflexionen sobre ello un poco y serán conscientes de la barbaridad que supone decir que no pueden venir más personas. Si tienen tan claro que sobra gente vayan directamente a las compañías aéreas y pidánles que no desplacen más aviones cargados de turistas. Es muy fácil.

Sin embargo, el debate sobre el techo de turistas se ha desviado y ampliado con la propuesta o idea de Podemos de que no haya más turismo en invierno. Hay que aclarar que la polémica saltó por un cruce de tuits entre dirigentes de Podemos y Ciudadanos, pero que la propuesta la hizo en tribuna parlamentaria la portavoz podemita, Laura Camargo, durante la tramitación de los presupuestos. Dijo exactamente que había que reducir el número de turistas en verano, pero también en invierno. Y argumentó que las camareras de pisos sufren jornadas agotadoras y están explotadas por los hoteleros, que según la incisiva diputada se llevan todo el dinero Panamá. Se puede leer en el Diario de Sesiones del 20 de diciembre del año pasado. Yo me pregunto si no es mejor que Camargo, que tiene la llave de la gobernabilidad de Balears, acuda directamente al conseller de Treball, Iago Negueruela, y le pida que investigue a fondo el sector. No parece Negueruela sospechoso de inhibirse ante los casos de abusos laborales. En Mallorca ha cerrado varios negocios que, al parecer, explotaban a sus trabajadores. Por lo tanto, menos shows y más reuniones útiles. Será más provechoso para las propias camareras que se sienten explotadas, aunque no será tan rentable para el discurso populista de Podemos. Las ‘Kellys’ se llaman las camareras ‘explotadas’. Ayúdenlas con hechos, no con palabras y discursos vacíos.

Imagino que Camargo sabe que si las camareras trabajasen algunos meses de invierno tendrían menos carga laboral y podrían cotizar más de seis meses. Yo también me pregunto si en los círculos de Podemos han podido hablar con todos los trabajadores de la hostelería para saber si trabajarían más meses. Y en Ibiza Viviana de Sans, que se sumó entusiastamente a la campaña de Camargo en contra del turismo de invierno, le diga a su presidente que no vaya a más ferias a vender alternativas al turismo de verano como las actividades deportivas y culturales, lo que se traduce en abrir los hoteles antes y cerrarlos más tarde. Que estas ideas absurdas se defiendan cuando estos dirigentes están en los círculos, con los compañeros de partido y en la oposición, tiene un pase. Pero cuando lo hacen dirigentes con responsabilidades políticas preocupa mucho. Y preocupa también el silencio de los dirigentes socialistas con este asunto. Tan activos siempre en Twitter, no he leído ni un tuit en contra de la idea de frenar la llegadade turistas en invierno. Ni uno solo.

Además, ¿de qué estamos hablando? ¿Creen las mentes lúcidas de Podemos que podrán venir 4 o 5 millones de turistas en invierno? Sean sensatos. De lo que se trata es de poder abrir una docena de hoteles y dar trabajo a 400 o 500 personas durante uno o dos meses más al año. Estoy convencido de que las carreteras y las depuradoras podrán soportar tanta carga poblacional. Y que los trabajadores lo asumirán gustosamente.

Pero en lugar de razonar, de pensar con cierta moderación, prefieren hacer propuestas totalmente desproporcionadas, que llamen la atención a los ciudadanos para demostrar que quieren acabar con lo que realmente funciona en la actualidad. Viajen un poquito a otros destinos y hablen de Ibiza. Es la envidia de todo el mundo, pero aquí preferimos flagelarnos con debates que no llevan a ningún lugar.

Digan de una vez por todas cómo se limita el número de turistas. Pero con una propuesta concreta, en puertos y aeropuertos. De verdad que si llegan a convencerme lo diré públicamente. Pero, de momento, lo único que tenemos sobre la mesa son ideas de bombero. Solo eso.