Ya está aquí el congresito de Podemos, y con él ya llega la esencia del amor, el cariño y la reivindicación de la amistad. Si no hay más que verlos, todos ellos, los unos a los otros, diciéndose: ¡Podemos Unidos! Y así; juntitos todos ellos, en un alarde de entereza y sobre todo de despiste twitero a todos sus votantes, que ya no saben si votar al coletas o al gafitas, marchan hacia el congreso de Vista Alegre II como lo haría mambrú cuando se fue a la guerra. Nunca me han gustado las segundas partes. Principalmente porque suelen ser malas copias de la primera, remakes, o ansias de sacarle el dinero a los que acuden a ver la película, que en este caso sería el volver a intentar repetir el primer congreso, cuyo resultado fue exitoso, y a expensas de que la segunda parte sea un fiasco, como ya les adelanto que lo va a ser. Lo que está claro es que el carisma tanto de Pablo como de Errejón ya no son el mismo, y que le salen brotes, no sé si verdes; más bien bordes de humor, por todas partes a la hora de ostentar el poder. Y es que el ansia de poder es un poco como el algodón de Mister Proper: no engaña. Basta por pasarlo por la frente sudada de cada uno de los candidatos para darse cuenta de que su sudor histérico les delata. Al final lo que siempre se busca es el poder. Y aquello que dijo Carolina Bescansa de los choques de trenes, es cierto. En una vía, dos locomotoras que se aproximan a toda velocidad y sin freno, no tienen, por así decirlo, futuro. Así, tras el desastre siempre estará en disposición de poder recoger la chatarra que quede de los dos contrincantes. Lo dicho: el poder no engaña, ni Carolina lo sabe hacer tampoco. Algo querrá. Por eso, cuando se debatan las posturas de Pablo y de Errejón en el ruedo escénico que va a ser ese sarao de Vista Alegre, van a saltar chispas y quizás algo más. Pero no se deben preocupar aquellos que sientan pánico por la más que posible pérdida de fuerza de la formación morada. Alguien saldrá de su escondrijo en el que se encuentra ahora agazapado, para reclamar la parte del reino de taifas que es Podemos. Esa amalgama de ideas que viajan tan deprisa, que uno ya no sabe si al final es una formación que defiende a los desprotegidos, o desprotege a sus creyentes. Me imagino que ustedes también lo ven, pero para mí está claro: salga quien salga de Vista Alegre elegido en ese Congreso, lo hará por la puerta pequeña. Entre otras cosas porque una buena parte de los que lo componen utilizará las puertas de emergencia, bien porque hayan de ser evacuados forzosamente dados los tumultos que van a originarse con el resultado, ya caiga del lado Pablista, ya caiga del lado Errejonista, bien porque en definitiva, la falta de vista, vista, en Vista Alegre, no alegren precisamente a las bases que un día encumbraron a las dos locomotoras. Y así, mientras tanto, alguien va diciendo en voz alta por ahí: “más madera, más madera”.