La Asamblea insular de Podemos Ibiza prometía acción, reproches, incluso pronunciamientos que marcaran una línea divisoria entre ‘moderados’ y ‘radicales’, algo similar a lo que precedió a Vistalegre II y que finalizó con la aplastante victoria de Pablo Iglesias. En Ibiza, la directiva del partido, el llamado consejo ciudadano insular, había defendido sin tapujos las tesis de Errejón, partidario del trabajo institucional y de la transversalidad o la ruptura total con cualquier vestigio de la izquierda clásica que sirva para ganar adeptos de distintas ideologías o sensibilidades.
La dulcificación del mensaje y la subordinación al PSOE no ha gustado a buena parte de la militancia en Ibiza, pero solo el ya expodemita José Sánchez Rubiño y el diputado ‘díscolo’ Aitor Morrás –que dimitió del consejo ciudadano– se atrevieron el pasado viernes a cantarle las cuarenta a la secretaria general y vicepresidenta del Consell d’Eivissa, Viviana de Sans. De hecho, sus intervenciones fueron las únicas que arrancaron aplausos de entre el medio centenar de asistentes. El nivel de cumplimiento de los acuerdos de gobierno no satisfizo a casi nadie, pero aunque voces internas habían apuntado la posibilidad de abrir una votación telemática para refrendar a romper la alianza con los socialistas, dicha opción ni siquiera se planteó durante la asamblea del pasado viernes.
La derrota de Errejón, gurú de los cargos públicos de Podemos en la isla, les deja con escasos argumentos para defender su hoja de ruta frente a unas bases desencantadas con su papel en la máxima institución. Pero de momento nadie se ha atrevido a desafiar la deriva de la formación insular. ¿Qué rumbo seguirá Podemos?