El pleno del Ayuntamiento de Sant Antoni ha acordado pedir al ministerio del Interior una comisaría del Cuerpo Nacional de Policía que abra, al menos en verano y que compatibilice sus tareas con la Guardia Civil. Es una pena que en lugar de pedir solo una, no hayan aprovechado para pedir unas cuantas comisarías (una en el West End, otra en Ses Païsses y una tercera en Forada, por lo que pueda pasar) y ya de paso un destacamento de la Policía Montada del Canadá, que hará las delicias de los vecinos y turistas patrullando es Pla de Corona. Ya puede decir misa Aida Alcaraz, y en latín si quiere, para embaucar a todos los partidos del pleno a los que ha arrastrado a sumarse a su ocurrencia imposible porque no hay una sola localidad en España donde patrulle la Policía y la Guardia Civil a la vez, a Dios gracias. Eso por no mencionar el escupitajo y el desprecio que se han llevado inmerecidamente los abnegados agentes de la Guardia Civil de Sant Antoni, a quien se les ha lanzado un recado tan claro como injusto: preferimos a la Policía Nacional antes que a vosotros. Que el consistorio pida más agentes, como ha hecho tantas veces antes, es muy normal y comprensible. Pero que pida la llegada de otro Cuerpo de Seguridad del Estado, es un despropósito del que no hay precedentes. Y resulta curioso, además, que no se hayan enterado de que dos días antes del pleno, los sindicatos de la Policía Nacional han manifestado que dadas las circunstancias de bajos salarios y escasez de viviendas, no es que los policías no quieran venir a Eivissa, sino que lo que quieren es irse a la menor oportunidad. O Policía Nacional o Guardia Civil, las dos cosas no pueden ser, y menos aún comisarías que abran en temporada, como si fuera el Ushuaïa o un pub irlandés cualquiera. Lo que hay que oír en un pleno municipal.