Estos días pululo por el DF mexicano y tengo cerca el palacio de la Inquisición y al pasar junto al mismo me viene a la cabeza mi amistad y el magisterio de un ibicenco ilustre, enterrado en la cripta de la catedral matritense de La Almudaina, y a quien le tuve y tengo mucho aprecio: me refiero a don Bartolomé Escandell Bonet, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma, con quien tuve la fortuna de colaborar desde Mallorca en la documentación de su libro Baleares y América que publicó Mapfre allá por 1992. Don Bartolomé era muy generoso, amable y atesoraba una tremenda cultura, no sólo escribía con fluidez extrema sino que era una delicia escucharlo, siempre tenía cosas interesantes que decir de historia, literatura, de política. Era muy respetuoso con quien no pensaba como él. Teniendo él sus principios, no negaba los del otro, siempre que los del otro tuviera cierto armazón y no fueran un cúmulo de naderías. Si viviera hoy y escuchara a los baltis y echeniques, seguro que fliparía. Respecto a Ibiza nos dejó una Historia de las Pitiusas en los siglos XVI al XVIII que es una maravilla por las aportaciones que contiene y por lo amena que resulta pese a ser un trabajo de investigación puro y duro. Fue, además, el historiador del Real Madrid, gracias al profesor Escandell el Real Madrid no sé si es el mejor equipo del mundo, pero sí es el equipo de fútbol del mundo que tiene la historia mejor trazada y documentada. En los círculos académicos nuestro ibicenco es conocido por sus estudios americanistas y cisnerianos. No sé si este isleño verdaderamente ilustre tiene alguna calle en su ciudad, pero éste sí se merece figurar en el nomenclátor.