Me gustaría saber la opinión de nuestro diplomático, o sea de Melitón Cardona a este respecto, pero me he quedado atónito, perplejo y se me han puesto los pelos como escarpias al leer las declaraciones del nada menos que ex ministro de Asuntos Exteriores del reino de España, el supuesto diplomático señor Margallo que tal vez en su permanente y desmedido afán de protagonismo ha hecho unas declaraciones que van contra la carrera y contra toda diplomática y contra la razón de Estado en la que sin ambages y a las claras ha dicho que el Gobierno de España debe favores a otros gobiernos por mantenerlos digamos al margen del asunto de la independencia de Cataluña. Y eso lo dice un señor ministro que tal vez, perdido el cargo, quiere seguir estando a cualquier precio en el candelabro, pero ¿qué tipo de ministros tenemos?, es muy preocupante que este señor ventile estas cosas. Pues claro que España debe favores, y Puigdemont y Artur Mas y Junqueras y Pujol también deberán muchos favores o los favores habrán estado bien contrarrestados con el despliegue del tal Margallo que como diplomático lo mejor que podría —una vez convertido en exministro— es estarse calladito en estos asuntos tan delicados para la estabilidad de su país. Da la impresión de que los enemigos muchas veces no son la anticasta, sino ellos mismos. No teníamos bastante con Bono, con Moratinos y su alianza de civilizaciones y ahora aparece el negociador Margallo con sus desatinos. No nos basta con tener a baltis, pablistas y kolauistas royendo lo poco que queda de España para que aparezca ahora uno de los máximos representantes de la casta y el casticismo a liarla si cabe más: ¿dónde están los políticos normales?