No le demos más vueltas, 2017 será la gran temporada de los británicos. Por mucho que hayamos corrido detrás de los rusos, los balcánicos o los escandinavos, la isla se llenará otra vez de alemanes, franceses, italianos, españoles e... ingleses. Bueno, supongo que habrá ingleses, escoceses, irlandeses y galeses, muchos de ellos musulmanes, porque ya existe una cierta clase media joven de procedencia islámica que no le hace ascos a las tentaciones carnales de Ibiza. Carnales o de piscifactoría, que de todo hay en la villa del Señor. Además sabemos que no son discretos. Les gusta la escandalera, como si fueran los valencianos de Europa (que no de la UE), porque ya sabes que los valencianos al ruido le llaman fiesta y que les dure.

Este extraño efecto Brexit ya ha afectado la valoración cambiaría de la libra, que pierde más de un 20%. Y temen que siga depreciándose frente al euro. ¿Solución? Comprar los billetes o el pack ahora mismo. Puro pragmatismo. Pero también es por seguridad. Si no, no se explica el descenso de reservas de un 70% en Egipto y de un 30% en Turquía. A pesar de los esfuerzos de los operadores, que están regalando precios.

Los británicos aquí se sienten como en casa, por lo que no me extraña que muchos afincados en Baleares hayan iniciado los trámites de residencia y nacionalización apenas su gobierno ha solicitado la salida de la UE de forma oficial. Pragmatismo otra vez. Uno es de dónde trabaja y se gana la vida. Y todo indica que el abandono de la UE va en serio de forma irreversible. Así que nos espera una temporada pegajosa, ruidosa, capitaneada por los campeones del narcoturismo.