Cree usted, querido lector, que alguien debe ir a la cárcel sin haber sido juzgado antes? Estoy convencido de que la gente mayoritariamente responderá que no, con muy buen criterio. Pues nada más que eso es lo que sucede con Marcos, el conductor de 23 años que al volante de un todoterreno, supuestamente atropelló a Dani Viñals el sábado pasado, estando bajo la influencia del alcohol y las drogas. Es muy comprensible que los familiares y amigos de la víctima pidan a gritos justicia en la puerta de los juzgados, cuando vieron salir en libertad al presunto homicida. Sin embargo, conviene no precipitarse. Como norma general, nadie que no haya sido juzgado debe ir a la cárcel. La prisión preventiva es una medida que solo el juez de instrucción puede imponer y para evitar que se destruyan pruebas o que el sospechoso se fugue. En este caso, la prisión preventiva no era una medida indispensable para evitar tales peligros y según el criterio del juez de guardia, es suficiente con prohibir al acusado conducir y obligarle a comparecer semanalmente en el juzgado.

El sábado por la mañana se produjeron dos accidentes mortales en la isla de Ibiza, donde solo hay un equipo de atestados de la Guardia Civil de Tráfico. En cada accidente mortal los especialistas deben elaborar, además del correspondiente atestado, un completo y pormenorizado informe técnico, que servirá al juez para determinar las responsabilidades a que haya lugar. Pero cuando Marcos fue presentado ante el juez, ese informe técnico no estaba, ni mucho menos, finalizado, porque es materialmente imposible hacerlo en tan poco tiempo. El juez, por tanto, determinó lo mejor ya que sus datos para tomar una decisión eran limitados. Tiempo habrá de juzgar al presunto responsable y de enviarlo a la cárcel, si es que un tribunal lo condena.