En este domingo, en toda la Iglesia celebramos la Jornada de Oración por las vocaciones. Como sabemos, pues lo leemos en el Evangelio, Jesús nos dice que hemos de pedir por medio de la oración al Señor vocaciones sacerdotales y religiosas: «Entonces dijo a sus discípulos: La mies es mucha, pero los obreros pocos. Por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.» (Mt 9, 37-38). Así, si son indicaciones que nos da Jesús, pues las hemos de cumplir. El Papa Beato Pablo VI el sábado 11 de abril de 1964, coincidiendo con la fiesta del Buen Pastor, hizo una declaración diciendo que «Suba, pues, hasta el cielo nuestra oración, desde las familias, desde las parroquias, desde las comunidades religiosas, desde las salas de los hospitales, de los labios de los niños inocentes, para que aumenten las vocaciones sacerdotales y para que sean según los anhelos del Corazón de Cristo». Después han continuado convocando cada año esa Jornada San Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora el buen Papa Francisco, encontrándonos en esta ocasión en la 54 jornada.

El sacerdote es importante y necesario para la vida de la Iglesia y del mundo. Por eso todos los cristianos hemos de procurar que no falten nunca sacerdotes en la vida de la Iglesia y en el servicio al mundo. Hemos de sentirnos movidos todos al amor por el Sacerdocio, por los sacerdotes, es decir, por aquellos que han Evangelio, Jesús nos dice que hemos de pedir por medio de la oración al Señor vocaciones sacerdotales y religiosas: «Entonces dijo a sus discípulos: La mies es mucha, pero los obreros pocos. Por sido llamados por el mismo Jesús a hacer posible este gran milagro de la presencia de Jesús por medio de la Eucaristía: sin la presencia del sacerdote no es posible celebrar la Santa Misa. Su papel en el mundo no es un papel de mandato, de poder, sino de servicio, de la misma manera de nuestro Señor Jesucristo. En efecto la tarea de la Iglesia y del clero en ella es el de conducir a cada componente del pueblo de Dios hacia la santidad, es decir, entregarle los sacramentos de la salvación. Detrás de esto no hay ningún poder mágico excluido a los otros que haga que el sacerdote sea superior o más potente que los otros cristianos: el poder del sacerdote reside en Cristo y sólo en Él.

El sacerdote es alter Christus, el dispensador de los divinos misterios, aquel que es llamado a hacer pasar el rio de la gracia que se dirige hacia el pueblo de Dios y que lo conduce a la salvación. Por eso, recemos, pidamos a Dios que nos conceda muchos y buenos sacerdotes y hagamos también de nuestra parte lo que sea ayuda para que muchos jóvenes respondan a esa llamada y proyecto divino. Como dice un buen refrán español: A Dios rogando y con el mazo dando.

El Papa Francisco, en su mensaje para la Jornada de Oración por las vocaciones, que como os decía, se celebra hoy, cuarto domingo de Pascua, nos dice: «Ahora, con ocasión de la LIV Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, quisiera centrarme en la dimensión misionera de la llamada cristiana. Quien se deja atraer por la voz de Dios y se pone en camino para seguir a Jesús, descubre enseguida, dentro de él, un deseo incontenible de llevar la Buena Noticia a los hermanos, a través de la evangelización y el servicio movido por la caridad» Y así para que todo el pueblo sin excepción pueda vivir la profunda amistad y trato con el Señor, pidámosle que nos mande muchos y buenos sacerdotes y religiosos y religiosas. Como nos sigue diciendo el Papa Francisco: «Por eso, pido a las comunidades parroquiales, a las asociaciones y a los numerosos grupos de oración presentes en la Iglesia que, frente a la tentación del desánimo, sigan pidiendo al Señor que mande obreros a su mies y nos dé sacerdotes enamorados del Evangelio, que sepan hacerse prójimos de los hermanos y ser, así, signo vivo del amor misericordioso de Dios…. también hoy podemos volver a encontrar el ardor del anuncio y proponer, sobre todo a los jóvenes, el seguimiento de Cristo. Ante la sensación generalizada de una fe cansada o reducida a meros «deberes que cumplir», nuestros jóvenes tienen el deseo de descubrir el atractivo, siempre actual, de la figura de Jesús, de dejarse interrogar y provocar por sus palabras y por sus gestos y, finalmente, de soñar, gracias a él, con una vida plenamente humana, dichosa de gastarse amando».

Que sea, pues, hoy domingo una Jornada de oración por las vocaciones y con los que la acojan cada vez sean mejores aún Ibiza y Formentera.