Mi hermana Iris, lleva ya algún tiempo viviendo y trabajando en Bristol, por lo que su regreso para unas mini-vacaciones esta semana pasada, ha sido la excusa perfecta para irnos por ahí a hacer el guiri (pero sin sexo en aviones, ¡Ojo!) y recorrer distintos puntos de la isla. El sábado por la noche tocó paseo nocturno por el puerto de Ibiza y para allí marchamos la familia casi al completo, felices por estar juntos y por volver a los barrios que nos han visto nacer y crecer. La velada empezó bien, disfrutando de las impresionantes fotografías de ese maestro de las luces y las sombras que es Sebastiao Salgado en su propuesta de ‘Génesis’.

Lo siguiente fue acercarnos al nuevo edificio/mirador de Es Martell, yo ya había estado grabando con la tele, pero quería conocer la opinión del resto de la familia, y esta, a pesar de algunas objeciones de los mayores, fue positiva, como la que le he escuchado a la mayoría de la gente. Yo he de reconocer que no me disgusta y creo que se ha ganado un espacio interesante sobre todo con esa escalera/graderío (como le gusta a la autoridad portuaria hacer cosas con dos funciones). Ahora espero que tanto la APB como el Ayto. se pongan las pilas y doten de contenidos (léase espectáculos y demás propuestas culturales) al lugar.

Cenamos y ya nos pusimos con el paseo propiamente dicho, optando por la típica “vuelta al ruedo” (para el que no sepa de qué va la cosa, consiste en recorrerte todo es carrer d`Enmig y al llegar al final volverte por Cipriano Garijo o por la calle de la Virgen también conocida como “Rainbow Street”) y he de decir que (como era previsible), el paseíto tuvo emociones enfrentadas, pues a la alegría del reencuentro con lugares, personas y negocios “de los de toda la vida”, se unió la tristeza de constatar que la zona no atraviesa (y cada año va a más la cosa) por momentos de esplendor, poca gente (para mí sigue siendo un shock el ver mesas libres en la terraza de Los Valencianos en plena temporada, porque pensaba que es una escena que nunca vería), ninguna aglomeración (cuando antes ese mismo recorrido te hacía parecer un imitador de Chiquito de la Calzada, caminando de perfil y exclamando “no puedooor”) y la misma pregunta en la boca de todos los conocidos que por allí viven o trabajan y que me espetaban cuando me paraba a hablar con ellos…¿Qué le pasa y que se puede hacer para revitalizar el puerto? Está claro que la respuesta no es fácil, como no lo son las soluciones, y que seguro que todos tenemos la nuestra, pero yo quiero compartir la mía con todos vosotros y luego si queréis confrontamos opiniones. Para mí, el problema del puerto se debe a la suma de varios factores, uno de mucho peso fue la aparición de un conocido disco/hotel (¿Lo habrá construido la autoridad portuaria?) sito en Platja d’en Bossa, que ha cambiado radicalmente los tiempos de nuestros visitantes. Antes, la zona del puerto es a donde acudía la gente de forma masiva para tomarse las primeras copas, mirar los puestos de los artesanos, ver el show continuo que te procuraba la contemplación de los personajes que por allí pululaban, o los espectáculos de las discotecas (que ahora se han convertido en su mayoría en un insulso y cutre desfile de hombres y mujeres tan artificiales en su ¿belleza?, que más bien parecen los replicantes de Blade Runner) y una vez que el personal estaba “ambientado”, se repartía por las diferentes discotecas para seguir la fiesta, pero como os decía todo eso cambió tras la aparición del local antes mencionado y sus fiestas diurnas que se alargan hasta la medianoche y que provocan que el personal, una vez acabadas las mismas, opte por quedarse en la zona o por irse directamente a las discotecas, pues el estado de muchos no está para “paseítos”. Otro de los problemas de la zona es el “huevismo” de los pitiusos y nuestro empeño en llegar con nuestros coches y aparcar en la puerta de los locales, lo que unido a la peatonalización de la zona y a la “alergia” que el personal le tiene a caminar (cuando Ibiza es una ciudad que a paso normal se atraviesa en 15 minutos) propicia que muchos de los residentes le den la espalda al puerto. El tercer gran problema (ojo, siempre según mi opinión) es la “italianización” masiva que está sufriendo el puerto, que en grandes zonas más parece “Little Italy” que el puerto en sí, y como casi todos son de la misma zona de Italia, eso provoca la uniformidad de propuestas, a la vez que perdemos una de las “marcas de la casa” del puerto, las propuestas originales, cosmopolitas y con personalidad. Una de las características de estos “nuevos empresarios” que sin prisa pero sin pausa se están haciendo con la mayoría de locales (por cierto, me gustaría que alguno de ellos me explicara cual es la fórmula mágica para pagar los altos alquileres de la zona, el material y el personal y a pesar de tener los locales vacíos la mayor parte del tiempo, consiguen aguantar abiertos temporada tras temporada e incluso muchos se hacen con más locales…¡¿Es o no es magia?!), ¡¡Ojito!!, si se están haciendo con esos locales, es porque cuentan con la colaboración entusiasta de los dueños de los mismos, que en su mayoría son nativos, por lo que aprovecho para recomendar a los pitiusos (yo el primero), que nos miremos al espejo…y que no nos asustemos de lo que el mismo nos devuelva, que seguro no será agradable. Como decía, una de sus características es que son insistentes hasta la pesadez a la hora de la captación de clientes, lo que propicia el hastío del visitante foráneo, que muchas veces opta por darse la vuelta y marcharse del puerto cansado de verse asaltado cada dos paso con propuestas y presiones de todo tipo, a los locales tampoco nos gusta esta actitud (que yo creía prohibida y perseguida por el Ayto.), lo que unido a esa sensación tan desagradable de sentirte “extranjero en tu casa” (lo mismo pasa en el West, sin ir más lejos) fomenta el exilio de los pitiusos de la antaño emblemática zona. Expuestos los problemas (y no quiero que se me vea como un anti-italiano, pues tengo grandes amigos de esa nacionalidad, pero soy un convencido de que los “guetos” sean del tipo que sean, nunca son positivos) paso a comentaros por donde creo yo que pasa la solución para mi amado puerto…por volver a mirar hacia adentro!!! Siempre he tenido claro, que el puerto y aledaños, debería ser por historia, carisma y ubicación, la gran zona de recreo y esparcimiento de los que vivimos aquí todo el año, donde deberían estar los bares molones para hacernos “el circuito”, las tiendas originales (franquicias no, gracias), la fiesta, la vida cultural, etc… y para conseguirlo, se tienen que conjurar el cambio de enfoque del empresariado de la zona (que preferís, trabajar todo el año o trabajar 4 meses?), la mentalidad de los propietarios de locales y viviendas para que normalicen precios y propicien el retorno al barrio (yo volvería encantado!!!) de algo imprescindible…jóvenes, familias, niños…VIDA!!! Y la tercera pata para promover esta renovación, que sin duda cambiaría a mejor la ciudad entera, sería la condición “sine qua non”, de que todos los ciudadanos apoyásemos con nuestra presencia activa todas las iniciativas que surgiesen para revitalizar la zona. La primera, por fácil, sana y entretenida ya os la digo yo….SEPARAR VUESTRA ZONA INGUINAL DEL SOFA, E IROS DE PASEO POR EL PUERTO!!!!!!!

P.D. sí, ya sé que le he dado muy poca caña a la descarada conversión por parte de la APB de nuestro puerto PU-BLI-CO (es decir, de todos) en una cuasi privada marina de lujo…pero eso me lo guardo para otro artículo, pues si lo incluyo en este, mi columna semanal alcanzaría las dos páginas como mínimo de extensión, y los del periódico me han dicho que no pueden publicarme una “sabana” todas las semanas.
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