Es el hilo que separa la paciencia del desasosiego, la esperanza de la realidad, el amor del odio. Unos lo sobrellevan con tranquilidad, otros con aprensión por lo que está por venir. Cientos de almas abrazan sus 900 metros entregados a la causa. No estamos ante un concierto de los Rolling Stones. Es Ca na Negreta, un tramo donde el tiempo se congela.

El tramo de Ca na Negreta debería recorrerse en un par de minutos. Una afirmación que es ficción si hablamos en términos realistas. Los hechos hablan por sí solos. El tiempo de espera en este punto de la carretera de Santa Eulària supera incluso el cuarto de hora. Ahora en verano este tramo se convierte en una arteria que sobrepasa sus límites y que está a punto de ahogarse. Miles de vehículos circulan en estas fechas por Ca na Negreta con las consecuencias que podría ocasionar. Unos van con la lección aprendida, otros les coge por sorpresa y deciden hacer triquiñuelas desviándose por otro camino. Los que deciden ser fieles a este tramo saben que tienen que matar el tiempo de alguna manera. Jugar a las cartas podría ser la opción, pero queda terminantemente prohibido. La más aconsejada es contar elefantes, algo más entretenido.

Es cierto que se ha hablado de emplear barcos para evitar el colapso en Ca na Negreta. Una idea que está más cerca de lo patético que de lo sublime. Quizá la solución sería dar bonos para utilizar naves y ver a vista de pájaro Ca na Negreta. Entonces estaríamos hablando en términos futuristas. Quizá en unos años sustituya la creatividad del barco.

Ca na Negreta es humo, goma gastada, paciencia y cabreo. Escapar es de valientes y cuando se logra sólo queda volver una y otra vez. Hasta la próxima, fin de trayecto.