Hoy, domingo 16 de julio, además de ser para los católicos este año el domingo XV del tiempo ordinario del ciclo A, es también la fiesta de la Virgen del Carmen. Y esta festividad de la Virgen en nuestras Islas de Ibiza y Formentera se celebra mucho y bien en diversos lugares, con participación del la gente y de distinguidas y dignas autoridades, especialmente la Comandancia de Marina. Y así se celebra la Santa Misa, se honra a la Virgen María y se hacen procesiones con la imagen por el mar y los puertos en Es Cubells, en Vila, en Santa Eulalia, en Portinaix, en Formentera y el domingo siguiente lo haremos en San Antonio.

La advocación de la Santísima Virgen del Carmen es profundamente amada por el pueblo fiel, que ve en ella realizadas las esperanzas de la humanidad redimida y salvada por Dios en Jesucristo, contemplando en María el amparo maternal al que acudir en las dificultades y en las penas; y para alegrarse también con ella y darle gracias porque Dios no desampara a cuantos la invocan y ponen en ella su confianza.

María es la madre del Redentor y la madre espiritual de sus discípulos, de cuantos llevamos el nombre de cristianos y queremos «rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa» (Oración colecta del XV Domingo del Tiempo ordinario).

La Virgen del Carmen es una advocación en cuyo origen no hay una aparición mariana o el descubrimiento de alguna imagen oculta, como con frecuencia vemos en títulos de la Virgen, sino que toma el nombre de un retiro que a mediados del siglo XII una serie de hombres, procedentes de Italia, se retiraron al Monte Carmelo al lado de la ciudad de Haifa, en Tierra Santa, lugar que siempre que he hecho viajes a Israel con gente de aquí hemos visitado.

Allí se veneró a la Virgen María con el nombre de ese lugar y se toma como señal de devoción a la Virgen el escapulario. Y un día, precisamente el 16 de julio de 1251 se aparece la Virgen allí a San Simón Stock y le deja un mensaje claro: que el que muera con el escapulario no se pierde para la eternidad. Desde entonces se difundió esa devoción y el uso del escapulario del Carmen, vestido por reyes y nobles, por ricos y pobres, por clérigos y seglares de todos los tiempos y lugares. El escapulario, pues, es un signo exterior de la relación especial, filial y confiada que se establece entre la Virgen María, Madre del Carmelo, y los devotos que confiamos en ella con una entrega generosa y recurren con toda confianza a su intercesión maternal recurriendo al trato con ella, es decir, la oración.

Y particularmente la devoción a la Virgen en la Marina Española: el 19 de abril de 1901, se publicó una Real Orden proclamando definitiva y oficialmente a la Virgen del Carmen como patrona de la Marina de España.
Y una expresión de esa devoción es la Salve Marinera, que procede de una zarzuela titulada El Molinero de Subiza, estrenada en Madrid en 1870, con una buena música adaptada por el entonces director de la Banda de la Escuela Naval en 1942 Jesús Montalbán Vizcón. En ese hermoso canto, de singular belleza, se conjugan sentimientos profundos de amor la Virgen expresados con frases de hondo contenido poético. Nos causa impresión cuando la escuchamos. Repitiéndola ahora en ese artículo que ello nos ayude a todos a participar hoy con gozo y alegría en esas fiestas de nuestras Islas a la Virgen del Carmen:
Salve estrella de los mares,
de los mares, iris de eterna ventura.
Salve, oh fénix de hermosura,
Madre del divino Amor.
De tu pueblo a los pesares
tu clemencia de consuelo,
fervoroso llegue al cielo
hasta ti, hasta ti nuestro clamor.
Salve, Salve, estrella de los mares,
Salve, estrella de los mares.
Sí, fervoroso llegue al cielo
hasta ti, hasta ti nuestro clamor.
Salve estrella de los mares,
estrella de los mares.
Salve, Salve, Salve, Salve.