España tiene una tradición cultural que forma parte de la historia de México, pero España no es México, pese a sus muchos vínculos comunes empezando por la lengua. Pues eso pasa con Baleares. Baleares no es Catalunya, debería tratar de ser Baleares, con sus características, lo que no significa que haya aspectos culturales comunes. No hay nada más triste que la imitación, mayormente cuando un territorio tan potente económica (crecemos a un 4,4%), cultural e históricamente como el nuestro tiene capacidad para tener su propia voz, pero parece que eso no le entra en la cabeza a la mayoría de los políticos que parece gobiernan a rebufo de lo que pasa en Catalunya. Es una forma de no trabajar y de que otros te hagan la Doctrina. Hay una verdadera incapacidad histórica de nuestra clase política para elaborar, desde nuestras raíces históricas, un modelo propio que ponga a Baleares por méritos en el mapa político español. Hasta los canarios pintan más y gracias a ellos tenemos un descuento en los vuelos interinsulares que nos han conseguido ellos, no nuestros políticos que están enfrascados en hacer bodrios jurídicos para fastidiar al balear que se gana unas perras con un apartamento turístico o en legislar sobre una tauromaquia light. Parece que es más fácil que nos manden la planilla Junqueras o Colau, o la CUP, que pensar por nosotros mismos. Sorprende que miremos siempre a Catalunya y hay tenemos al País Vasco con algunos políticos, me refiero a Urkullu, sacamantecas que han conseguido todo el techo autonómico y convertir su terruño en una de las más prósperas del mundo civilizado. Creer que Catalunya es siempre un modelo de futuro para Baleares es algo que jamás se discute y se pone en solfa, ¿por qué?