Siempre repito este refrán popular: «El mar saca sus escrituras» cuando una tormenta de Levante empieza a zarandear barcas y costas. Suele ocurrir en septiembre, aunque antiguamente se decía que solía llover por San Bartolomé al menos en San Antonio. Creo que es el 24 de agosto. De manera que no estamos ante un fenómeno raro, ahora que todo se atribuye al cambio climático, salvo que la gran tormenta cayó el 9 de agosto. Pilló a todos desprevenidos, porque estas nubes de evolución se forman en cuestión de horas y descargan a lo bruto. Antes de llover en Ibiza ya se sabía que llegaba una tormenta eléctrica, con vientos huracanados y con grandes amenazas de lluvia, simplemente porque antes cayó en Denia. Los humanos olvidamos esto: las aguas reaparecen y se llevan por delante todos los obstáculos, tienen su cauces determinados desde hace miles o cientos de años, algunos de los cuales han sido obstruidos por barreras arquitectónicas. Lo olvidamos y reincidimos en el mismo error, como ocurre en Es Cubells, una zona construida sobre arcillas y margas. Es peligrosa. Lo mismo le ocurrió a un restaurante cuyo nombre ya determina su destino: Es Torrent. Instalarse en el camino de una corriente así es muy arriesgado. Espero que no repita la ubicación. Y muchos sitios más que no es necesario detallar. Como norma básica hay que evitar construir en zonas de peligro palpable. Entre otros motivos porque tengo la intuición de que volverá a descargar antes de Navidad. Por cierto, el haber cerrado las salidas de los torrentes impide la aportación de arena a las playas, pero ya está ocurriendo hace años en toda la isla. Nos estamos quedando sin arena.