Tras conocerse el miércoles que la Guardia Civil había detenido a 14 altos cargos de la Generalitat de Catalunya por su participación en la organización del Referéndum ilegal, la frustración se adueñó de mucha gente. Consideran que se vulneran sus derechos civiles si no se les deja votar. En efecto, el Estado no les deja votar en un Referéndum que conculca la Constitución, el Estatut d’Autonomia y que fue aprobado violando el reglamento del Parlament y los derechos de los partidos de la oposición. Eso a los independentistas les da igual, pero a la mitad de la sociedad catalana, no. Y tampoco al Estado, que ahora ha desplegado toda su fuerza, que es mucha y muy grande. La Generalitat podrá movilizar a tanta gente como quiera, pero la fuerza la tiene el Estado. Y una de dos, o los secesionistas la minusvaloraron, o está sucediendo en Catalunya justamente lo que ellos querían que sucediera. Esta es la teoría de Josep Antoni Duran i Lleida, expresada en un artículo en La Vanguardia. “Ahora comienza el mambo”, como anunciaron los chicos de la CUP. Las cosas están justo donde ellos querían. Ante las detenciones ordenadas por un juez, disturbios violentos, pues no otra cosa es lo que se pudo ver a la puerta de la Conselleria de Economía, donde la turba impedía la salida de la comisión judicial y de los agentes que habían llevado a cabo el registro. Los tres vehículos de la Guardia Civil destrozados certifican que las protestas ya no son solo pacíficas. Al menos los que protestaron en Vila y Sant Francesc sí lo hicieron civilizadamente. Pero la suya era más bien una actitud de desencanto porque comprueban que no habrá Referéndum. Pero aunque lo hubiera, ellos no iban a poder votar, así que decepcionados deben andar desde antes de las detenciones.