Antich, como la presidenta Armengol, nunca ha ganado unas elecciones, pero ha podido gobernar gracias a los pactos. Bien distinto es el caso de José Ramón Bauzá, a quien me encuentro a veces por Madrid, persona muy educada y amable. Bauzá ha ganado dos elecciones, aunque solo ha sido presidente una legislatura. Pese a acabar con la corrupción en su partido (el período en que lo comandó) y poner las bases de la recuperación económica de Baleares, esas minorías tan ruidosas que son los de siempre pudieron con él. Antich siempre se ha llevado de maravilla con el catalanismo; Bauzá, no. De hecho el catalanismo en forma de marea verde se encargó de que cayera, por eso no creo que tenga el senador pepero ningún inconveniente en votar a favor del 155, y por eso Antich dice que votar el 155, por Dios y por España, manque se lo diga Pedro Sánchez, es un buen marrón. Y es un marrón porque qué van a decir los amiguetes de Cataluña cuando vean que un político supuestamente afín, de les Illes, de los Païssos, del Institut Ramon Llull, resulta que les hinca la puntilla sin quererlo y les sale rana en la hora de la Verdad. Desde luego, Antich tiene un buen marrón, va a quedar ante Puigdemont y Junqueras como el conde don Julián o como Rufete en Lorca. Y qué decir de la presidenta Armengol que tiene como socio nada menos que a Biel Barceló que forma parte del conglomerado Més del que a su vez forma parte la Esquerra Repúblicana teledirigida versión les Illes. Es decir, la presidenta da la espalda a Puigdemont pero gobierna en Balears con uno que tiene claras ideas afines, y encima su partido le aplica el 155: vivir para ver.