Ibiza tampoco está libre de violencia machista, no hay terreno ni ámbito que escape al veneno del patriarcado, aunque en los últimos tiempos se aprecia un cambio sin precedentes en el impulso que el feminismo tiene en la agenda de las instituciones baleares progresistas.

Entidades, colectivos, periodistas, políticas, asociaciones feministas, progresistas y transfeministas lanzan un mensaje de cambio en una isla que adolece también de la enfermedad machista en calles, hogares, reuniones informales y en el núcleo avergonzado de partidos políticos. El mensaje tiene que seguir llegando, hasta que se convierta en la única opción para todas y todos los que faltan: feminismo o barbarie, se dice.

La verdad feminista se enfrenta contra el único sistema de esclavitud aún aceptado en todo el mundo: el patriarcado. Ese infame conducto por el que la mitad poderosa y dominante de la especie, somete, infravalora, violenta y asesina a la otra mitad.

El heteropatriarcado, es el molde que crea patrones culturales caducos y obsoletos, impregnados de valores que encorsetan a la mujer como objeto vulnerable rendido a la belleza, la sensibilidad y a la ternura. Un fallo del sistema que favorece y encumbra a los hombres pero cuidado, también los encarcela en unos roles de masculinidad a veces inalcanzables que traen sufrimiento y frustración.

Son muchos y muy valiosos los esfuerzos por consagrar Ibiza como una isla neutra e igualitaria pero en la lucha feminista, se echa en falta de manera escandalosa el apoyo de los hombres. La realidad golpea cuando te encuentras en las reivindicaciones y actividades por la igualdad con las mismas mujeres y los escasos hombres de siempre.

Nosotras, como colectivo oprimido, encabezamos la lucha, y trazamos la manera de abordar nuestra liberación y empoderamiento. Y los hombres, tienen que tomar un papel secundario pero activo y responsable para que pueda alcanzarse un cambio social profundo alejado de los roles de género. Tienen que protagonizar la búsqueda de nuevas masculinidades más respetuosas y solidarias y en fin, alcanzar juntos una realidad más neutra e igualitaria.

La invitación a situarse a nuestro lado está hecha desde hace tiempo. Pero ser y parecer feminista necesita un ejercicio constante de reconocimiento y detección de conductas que hasta ahora eran asumidas como parte normal del hacer diario.

No obstante, se espera que llegue ayuda con compromiso y sinceridad. No puede ser postureo, nos estamos jugando mucho y ya se han pasado muchas fronteras.

A los hombres, se les espera hablando de feminismo con otros hombres. Detectando conductas machistas, rechazándolas y apercibiéndolas públicamente. Reconociendo y renunciando a los privilegios de género. Se les espera involucrados en la crianza y el cuidado de hijos y familiares. Encargándose de lo doméstico.

Se les espera apoyando reivindicaciones, facilitando que las mujeres de su entorno acudan, se tomen en serio su emancipación. Tomando conciencia de la desigualdad que están perpetuando y desde esa conciencia, virar el rumbo hacia la igualdad y el descarte de las etiquetas de género.

Se les espera celebrando con nosotras nuestras pequeñas victorias. Asegurando valientes y seguros, que también son feministas.

Ibiza se percibe como ejemplo de inclusión por su mezcla de culturas y la implicación férrea de sus residentes en cuestiones proteccionistas y reivindicativas, por eso se espera que lleguen refuerzos del hombre-aliado, que escucha y actúa. Que convierte su espacio privilegiado, en un espacio feminista.

Quien no es feminista no ha entendido nada. Ni del feminismo, ni del contexto, ni de la vida en general. Per tu i per totes les teves companyes, no ens miris, uneix-te!