El municipio de Eivissa está de enhorabuena ya que se atisba que en un futuro cercano estará construida en Sa Coma la nueva depuradora de aguas residuales, que ahora se vierten en el mar y lo contaminan severamente. Sucede que desde hace años la obsoleta instalación vierte las aguas pesimamente depuradas muy cerca de la bahía de Eivissa y, frecuentemente, a causa de averías en sus instalaciones, quedan contaminadas también las aguas del puerto de Eivissa. Cabe esperar que no haya más retrasos ni problemas de financiación y que los residentes en el municipio vean resuelto el grave problema sanitario que aún tenemos enquistado. Por otra parte, cabe recordar que las aguas pluviales no están bien separadas de las residuales, lo cual parece indicar que la red de alcantarillado también necesita una buena puesta al día para que la depuradora pueda funcionar al ciento por ciento.

Otra plaga que sufrimos en toda la isla es la proliferación de vertederos incontrolados de residuos sólidos urbanos, que surgen en todas partes y está muy claro que los culpables son vecinos con pocos escrúpulos, que así se ahorran el transporte de toda clase de desechos al vertedero autorizado. Lo dicho se sucede con demasiada frecuencia en lugares bien separados entre sí, de manera que los encontramos en Baix sa Talaia de San Antoni, en Sa Penya, Montecristo y, recientemente, en Sant Rafel. En cambio, en el interior de las zonas urbanas han desaparecido las basuras debido a los numerosos contenedores instalados por las empresas contratadas por los ayuntamientos y a los empleados que barren cada día las calles.

Sin embargo, hay zonas rurales, especialmente los bosques, que se convierten en basureros y algo hay que hacer para mantenerlos limpios y en su estado natural ya que son grandes atractivos para residentes y visitantes. Entiendo que se destine más tiempo y dinero al mantenimiento de las playas, pero pienso que parte de los millones de euros que se recaudan por la ecotasa podría destinarse a la creación de una brigada que recorra la isla y localice los basureros que se van formado por culpa de desaprensivos vecinos. Posiblemente, opino, es un tema que implica a la conselleria de Medi Ambient y a todos los ayuntamientos, siempre teniendo en cuenta que lo importante es mantener bien limpia nuestra isla.

Volviendo al bosque, habrá que leer el libro titulado «La vida secreta de los árboles», de Peter Wohllegen, que ha manifestado a “La Vanguardia” (18/11/2017) que «los árboles adultos alimentan y cuidan de los pequeños […] y además de filtrar el aire los árboles desprenden sustancias, pero no son las mismas en una vieja reserva forestal que en una plantación artificial. Con la hojarasca se transportan hasta el mar a través de ríos ácidos que estimulan el crecimiento del plancton, el primer y más importante eslabón de la cadena alimentaria». Cuidemos, pues, nuestros bosques.