La mayoría de los ciudadanos españoles tienen la mirada puesta en el presente y en el futuro y en absoluto en el pasado. Y es precisamente esa mirada lo que evidencia en ocasiones el divorcio entre la sociedad y la clase política. Hay políticos que parecen añorar el pasado y creen que pueden dar carnés de demócratas a los demás. Les pondré dos ejemplos.

Esta semana en el pleno del Congreso Joan Tardà, portavoz de Ezquerra en el Congreso ha llamado «fachas» a los socialistas por avalar la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Bien es verdad que horas después el señor Tarda rectifico argumentando él mismo que el abuso en la utilización del término «facha» supone banalizarlo. Tiene razón y haber rectificado le honra.

El segundo ejemplo lo protagoniza la vicesecretaria general del PSOE Adriana Lastra.

La señora Lastra no ha tenido empacho en comparar a Albert Rivera con José Antonio Primo de Rivera. Luego intento enmedar tamaña barbaridad diciendo que no quería decir José Antonio sino José Maria en referencia a Aznar.

El caso es que la señora Lastra parece creer que todos los que no comulgan con lo que diga el PSOE son poco menos que «fachas», o «derechistas» o vaya usted a saber que. A la señora Lastra se le nota mucho cuánto la incómoda que la lleven la contraria. Hace poco más de un mes en una entrevista en televisión cuando uno de los periodistas le pregunto por el adoctrinamiento en los colegios catalanes poco la faltó para fulminarle con la mirada. Teniendo en cuenta de que era un programa en la televisión pública no le arriendo el futuro al colega si el PSOE llega a gobernar y tener mando en plaza en TVE. Y es que en el caso de la señora Lastra la cara es el reflejo del alma y a ella se le nota mucho cuando se contraria. Para la señora Lastra hacer tal afirmación y pregunta es cosa de gente de la derecha. En realidad parece pensar que si la realidad no esta de acuerdo con sella peor para la realidad. Y aunque la realidad evidencia que en Cataluña se adoctrina en los colegios pues peor para quien se atreva a señalar esas evidencias. ¡Si lo sabrá ella! que al parecer es la guardiana de las esencias de no se sabe que izquierda.

Pero vuelvo al desatino de la señora Lastra de intentar descalificar a Albert Rivera comparándole con José Antonio Primo de Rivera. De lo que no se da cuenta la señora Lastra es que con esas consignas y gracietas de sal gruesa se descalifica a ella misma.

Así como al señor Tardà se le ve nota que es sincero al pedir disculpas a los socialistas por llamarles «fachas» a la señora Lastra se le nota todo lo contrario.

En fin tenemos muchos talibanes sueltos en la política española dispuestos a señalar y descalificar a los adversarios dándoles o quitándoles el carné de demócratas en función de que coincidan o no con ellos.