Da la impresión de que los votantes españoles se están olvidando un poco del visceralismo que irracionalmente alimenta su voto y que hay un atisbo muy esperanzador que permite elucidar un futuro con unos políticos más serios, preparados y cabales. No es casualidad que el próximo 21-D el partido más votado sea, según el CIS, Ciudadanos. La gente ha visto cómo Rivera y Arrimadas no se amedrentan ante las boberías de JxSí, ha visto cómo han dado la cara en un momento estelar y como ahora la siguen dando diciendo que lo del cupo vasco es insolidario. Porque es una vegüenza que unos españoles tengan, por la jeta, muchos más privilegios que otros: ¿y por qué un muchachote de Rentería tiene que tener más bienestar social que un pitiuso, un maragato o vaqueiro de alzada? Es verdad que los años de plomo han sido los catalizadores de ese cupo, pero una vez normalizado el país, pues ha llegado el momento de cambiar el rumbo de la historia. Desde luego, hacer eso va a ser imposible, pero que un grupo de políticos encabezados por Rivera lo diga, eso ya es un logro que desde luego tendrá premio electoral. Y junto con el cupo, el capo y ese es Pujol. Este primer Jordi no está en posición de poder decir nada, pero es verdad que hace unos años dijo que no se podía subvencionar eternamente a zonas enteras del país, que la ayuda se hacía para que el motor andaluz o extremeño se pusiera en marcha y funcionara algún día por sí solo. Y nada, pese a que le echan y echan gasolina ese motor no funciona nunca y eso, Susana, no es un cupo, sino un cuponazo que te dan por el morro. Ni cupo ni cuponazo.