El que Biel Barceló, motu propio, se haya largado del candelero, es algo insólito, pero desgaste obliga. Además de tener, supuestamente, algunas marrullerías contractuales de colegas que están todavía por emborronar, lo que no se puede hacer es gobernar a base de enfrentar a los baleares; es verdad que en el bando de enfrente hubo algunos chorizos y no-chorizos (como Bauzá a quien no se le puede achacar absolutamente nada), pero lo que no se puede hacer es gobernar siendo la minoría minoritaria para la minoría y lo que no se puede hacer es ir contra la mano que te da de comer; es decir, hacer una política contra el sector productivo que permite que muchos baleares y los inmigrantes tengan un trabajo. Está claro que el sector turístico tiene muchas carencias y cosas que mejorar, pero hay que ordenarlo con cabeza yendo a la gestión inteligente, a la verdadera regulación y desde luego a que todos tengan los mismos derechos sobre su propiedad. No que unos puedan hacer un apartamento turístico y otros no, siendo sacrosanta la propiedad, aunque tal vez Biel considera que él está capacitado para decidir sobre la propiedad de los demás. Eso no significa que quien ponga apartamento turístico esté obligado a pagar impuestos y a la tercera multa por ruido plurifamiliar, pues que le quiten la licencia. Pero de entrada, que venga uno y le diga a los baleares lo que pueden hacer o no con su casa, incluso con su vida, eso me suena a totalitarismo de burifarrón. Nada, Biel, vuelve a tu antiguo oficio, si es que lo tenías, o te haces carpintero metálico que mira lo bien que le ha ido a nuestro Balti. Suerte, valor y al toro (de Costitx).