Hace tres años escribí un artículo titulado ‘Si es ibicenco, clavadle’ y lo releo ahora, sabiendo que seguirá siendo totalmente válido en la Ibiza de 2018. Yo diría que incluso estamos peor en precios como los alquileres, carburantes y otros servicios.

Porque va de esto: no sé porqué puñetas a los ibicencos siempre nos cobran mucho más caro que otros españoles periféricos. Y me refiero a transportes de mercancías y de personas, a gasolina y otros carburantes. Y es en casi todo.

Repostar en Formentera es un atraco, pero también lo es en Ibiza. Ni punto de comparación con Játiva, Teruel, Mallorca o Menorca. Ya no digamos algunos restaurantes, bares o servicios. Por alguna razón en Ibiza se ha roto el pacto social que aconseja tratarse bien unos a otros o al final solo gana el Estado, por aquello del IVA.

Es como si algunos comerciantes pensaran que el mundo se va a acabar en dos meses y se ven obligados a saquearnos los bolsillos con tal de poder comprarse otro apartamentito cada verano. Cierto que hay otros que mantienen su veterana sobriedad desde hace décadas, pero ya vemos que todos estos acaban por cerrar. Estos días han sido Ses Botes, Can Domingo o Can Vadell, pero solo hay que mirar cualquier calle, fachada por fachada, para ver como se han volatilizado la mayoría de comercios veteranos.

Ya no es casualidad: la consigna es expoliar a los habitantes de Ibiza y Formentera.
@MarianoPlanells