Tristeza, melancolía, desánimo, disgusto…. no sé como expresar lo que siento cada vez que sé que un comercio local cierra, sea por el motivo que sea.

Los tiempos cambian, existen diferentes formas de comercio, pero sigue siendo obligación de nuestros gobernantes ayudar y facilitar que no se tomen decisiones indeseadas. Si se extingue el negocio tradicional, perdemos nuestra identidad y nuestra ciudad pasa a ser igual que otra de cualquier otro lugar del mundo.

En los últimos meses hemos visto como varios de los comercios más emblemáticos de nuestra querida Vila cierran. Quienes nos gobiernan deberían reflexionar y preguntarse si están actuando como es debido. La Administración no puede vivir de espaldas a la ciudadanía y a nuestros comercios, ya que contribuyen a llenar de vida nuestro municipio. El señor Ruiz parece un experto en sembrar el desánimo y el desconcierto. No hay zona de la ciudad que no se queje (y no entraré a comentar el descontento por la organización de nuestras últimas Navidades y de la que tanto se ha hablado en los medios de comunicación y en las redes sociales). Los comerciantes son los que realmente saben las necesidades que tienen y por ello las decisiones que les incumben se deben tomar con el mayor consenso posible, concepto que parece que no entienden.

Prueba de ello es la noticia de que cierra sus puertas la histórica Librería Vara de Rey (continuando así la tendencia que otros iniciaron: la Pastelería Los Andenes, Pastelería Can Vadell, Bar Ses Botes, Casa Domingo, …) y a la que -según declaraciones del propietario en una entrega de premios- la decisión de este equipo de Gobierno de eliminar los expositores exteriores de su negocio la ha perjudicado y provocado pérdidas. Todo por lo de siempre, por tomar decisiones de gobierno sin tener en cuenta a los afectados. Pongo este ejemplo porque ha sido el caso más reciente en conocerse.

Da pena pasear por nuestro querido paseo Vara de Rey y ver la cantidad de comercios que están cerrando en estos últimos dos años. Señor Ruiz, si su objetivo era que Vila se quedara sin vida, ¡enhorabuena!, no lo podría haber hecho mejor. Ciudadanos, asociaciones, comerciantes y empresarios (de todos los colores políticos), todos están desanimados por el ambiente que se respira. ¿No podrían trabajar para hacer de Vila una ciudad más acogedora para los residentes, en verano y en invierno? Quienes vivimos aquí todo el año lo agradeceríamos y quienes nos visitan encontrarían una ciudad dinámica y alegre. Todo lo contrario de ahora.

Desde el Partido Popular hemos hecho muchas propuestas al equipo de Gobierno de Vila que son buenas para nuestra ciudad (consensuadas con los afectados), como el aparcamiento en el parque Reina Sofía (que permitiría a la ciudadanía acercarse al centro de nuestra ciudad), el plan de movilidad, un plan de revitalización de la zona de la Marina..., pero ni siquiera las ha querido contemplar.

No soy persona de dar consejos, pero en este caso me permitiré uno: señor Ruiz, escuche a todos y no tome decisiones sin tener el mayor consenso posible.