Me parece muy realista y pragmática la declaración del presidente del Consell Insular d’Eivissa, Vicent Torres, formulada en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR), en el sentido de continuar con la promoción turística en nuestra isla, que se centrará en seguir alargando la temporada con un turismo deportivo, la gastronomía v el patrimonio cultural y natural como grandes atractivos. La cuestión es que el año pasado Eivissa recibió un 13% más de visitantes en temporada baja y mediana que en 2016, de manera que se pretende consolidar el crecimiento del turismo sostenible y de calidad fuera de los meses de verano. Así que el presidente Torres apuesta y considera necesario seguir la política de tener unos 50 establecimientos hoteleros abiertos, una buena oferta gastronómica, de servicios y de instalaciones deportiva en todos los municipios. Al mismo tiempo, considero que hay que solucionar lo más rápidamente posible el problema de la depuradora de las aguas de Portinatx, y muy positivo es que el presidente Vicente Torres y el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, se hayan reunido para alcanzar el acuerdo de realizar las obras de dicha depuradora, digo yo, como en otras instalaciones deterioradas, especialmente la de Santa Gertrudis, que necesitan una reforma muy urgente. De manera que Abaqua, el Govern y el Consell Insular deben mantener y mejorar el funcionamiento de todas las depuradoras para que podamos presumir de una isla limpia y natural.

Por otra parte, ya que estamos hablando del motor principal de nuestra economía, considero que se deberían autorizar los pisos turísticos siempre que estén legalizados, que paguen sus impuestos y que no sean una fuente de problemas para el vecindario. Es una oferta que se lleva a cabo en numerosos países y supone una fuente de ingresos para los ciudadanos que han invertido en la compra o construcción de viviendas.

Por lo que respecta a la ciudad de Eivissa, considero que la reforma del paseo de s’Alamera- Vara de Rey ha ocasionado muchos problemas al haberse anulado los dos carriles y que los vehículos pudieran llegar sin problemas a la Marina. La prueba del malestar, al parecer, es el cierre de Can Domingo y de la librería Vara de Rey y lo mal que pasan otros comercios de la Marina Y es que los ibicencos están acostumbrados a conducir hasta la puerta, si pueden, de los establecimientos o de su casa. Y otra cosa no muy agradable es el hormigonado que tenemos como pavimento en Vara de Rey y espero que algún día, otra Corporación municipal, devuelva los dos carriles circulatorios a s’Alamera y que pongan baldosas normales y atractivas; es lo de siempre: “cada maestrillo con su librillo”. Y nadie parece acordarse de la necesidad que tiene la ciudad de construcciones habilitadas como aparcamientos, como se hace en todo el mundo al no disponer de solares o terrenos céntricos. ¡I així no anam!