La semana pasada estuve en Valladolid, donde estuve predicando unos ejercicios espirituales a un grupo de Hermanas de Marta y María. Y aprovechando ello quiero compartir con vosotros, estimados amigos lectores de este buen Periódico de Ibiza y Formentera, algunas reflexiones sobre lo que son los ejercicios espirituales de forma que nos sirvan de ayuda a todos y en cuanto nos sea posible, participemos en ello.

A la luz de lo que nos enseña la tradición espiritual y la experiencia adquirida, podríamos definir los ejercicios espirituales como un tiempo que Dios nos da para que nosotros, a su vez, se lo demos a Él con amor sincero, en devota escucha de su Palabra, protegidos por su silencio, para conocer la verdad sobre nosotros mismos ante Él mismo y ser y vivir cada vez más de acuerdo con su voluntad.

La vida interior también hay que trabajarla. Los Ejercicios Espirituales se asemejan a unas tablas de gimnasia interna que nos ayudan a exponernos a la acción de Dios y a asumir su llamada a vivir la plenitud de vida que nos ofrece. Los Ejercicios Espirituales son una experiencia personal y transforman la vida. Siguen un método que se acomoda a lo que cada individuo va experimentando, con la ayuda de un guía personal, el acompañante.

Nos ayudan a que el Espíritu actúe en nosotros, nos transforme, libere nuestro corazón de ataduras que nos esclavizan y nos permita buscar y realizar la voluntad de Dios sobre nuestra vida.

Este método que San Ignacio plasmó en el Libro de los Ejercicios Espirituales ha ayudado, en los últimos cuatrocientos años, a innumerables hombres y mujeres a encontrar a Dios y a dar sentido a sus vidas.

San Ignacio de Loyola, padre y maestro de los ejercicios espirituales, afirma que el objetivo de los que hacen ejercicios debe ser aquel de «vencerse a sí mismo y ordenar la vida» (Ejercicios, 21), llevando a cabo de ese modo el fin para el cual el hombre fue creado: alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor (Ejercicios, 23).

Se llaman ‘ejercicios’ porque es necesario hacer un compromiso serio y perseverante de atención, de comprensión, de juicio y de decisión, hecho varias veces al día, a lo largo de algunos días, en un clima constante e interrumpido de oración, ayudados por algunas propuestas esenciales de meditación y de discernimientos. Se llaman ‘espirituales’ porque el protagonista de los mismos es sobre todo el Espíritu Santo, hacia el cual está llamado a abrirse nuestro espíritu para acoger el amor de Dios, que es el fruto precisamente que el Espíritu infunde en nuestros corazones (Cf. Rom 5,5), y sin el cual los ejercicios espirituales no pueden ser entendidos ni vividos.

En nuestra casa diocesana de ejercicios espirituales, esa casa que llamamos Casa de Ejercicios Santa Teresa, que se encuentra en Es Cubells, cuidada por las religiosas de las Carmelitas Misioneras, orden religiosa fundada por el Beato Padre Palau, sacerdote que sirvió varios años en nuestras Islas de Ibiza y Formentera, se organizan a lo largo del año diversos ejercicios espirituales para servir y ayudar a los sacerdotes, religiosos y religiosas y fieles seglares. Teniendo, pues, esa ayuda entre nosotros deseo animaros a encontrar tiempo personal, ganas de progreso espiritual y voluntad de participar en algunos de esos ejercicios espirituales, que son anunciados por sacerdotes, delegados diocesanos o miembros de grupos apostólicos, de forma que los frutos de unos buenos ejercicios ayuden a quienes participan a tener una fe más fuerte, una esperanza clara y una caridad efectiva; en definitiva a ser cada vez mejores en nuestros años de vida en la tierra para prepararnos a la vida eterna en el cielo.