Ha ocurrido siempre: desaparecen unos oficios y profesiones y aparecen otros nuevos. Quien quiera trabajar de descargador de sacos de patata de los carros tirados por mulas en el puerto de Ibiza tendrá poco trabajo. En cambio ha nacido el de cazador de serpientes, en safaris de caza menor: No hay manera de desterrarlas, es como si alguien las protegiera y quien conozca la historia sabrá que no es el semidiós Bes, que las perseguía y las aplastaba.

Ahora el Consell de Ibiza destina otros 9.000 euros para colocar 200 jaulas trampa. Nos están saliendo muy caras estas bichas. ¿Cuánto ha gastado ya el Consell para capturar a los ofidios? No he hecho números pero poco falta para los 60.000.

Mucho más caro está saliendo la limpieza del jacinto de agua o camalote en el río Guadiana a su paso por Badajoz. Alguien lanzó un esqueje al río – a propósito o no- y está acabando con toda la fauna autóctona y la vida en esas aguas del antiguo río Anas de los romanos. Lo veo casi cada día. No hay manera de detener la plaga y llevan gastados varios millones. Ha nacido otra profesión.

Otra: maestro en torres de defensa. No he estudiado la cuestión, pero esta torre cayó arrasada tras una fuerte tormenta de vientos y de agua. Imagino que en su origen no se empleó piedra calcárea, que hubiera fabricado un muro con una resistencia indestructible. Desde el principio se habló de reconstruirla. ¿Para qué? Unos cientos de años han dado con ella en los suelos y así debe quedar. Pero está de moda reconstruir pastiches y obras falsamente históricas. Esto no es historia ni es patrimonio, es comedia y es falsificación.
@MarianoPlanells