Dudo que los médicos de los mejores hospitales del mundo que están fuera de nuestra área lingüística sepan catalán, alguno habrá, se trata de localizarlo y quien sea catalanista a machamartillo, tenga pasta y averigüe que en Nueva York o Tokio hay una eminencia que le pueda diagnosticar bien, y encima sabe catalán, puede irse allí. Por otra parte, la Sanidad Pública española es de las mejores del mundo, sólo que sus médicos tienen un inconveniente, hablan la segunda lengua del mundo, la de Cervantes. Si el nacionalista de turno, en su coherencia máxima, prefiere palmarla a que lo atienda un médico que habla el español, pues allá él. ¿Solución?: se podría editar un vademécum mundial de médicos que saben catalán en todos los hospitales prestigiosos internacionales, aunque sería delgadito y lo podrían consultar Biel Barceló o Junqueras para ir a tiro fijo cuando tengan que pedir una segunda opinión a un galeno planetario. Si te operan de fimosis o tienes un impresionante dolor de muelas, no creo que justamente en ese momento lo del catalán importe mucho. En lo personal, si el médico mío me habla con el lenguaje de los mudos y me cura, me parece perfecto. De modo que algo va mal en Ibiza para que se exija a los médicos que ya hablan español que presenten el certificado de catalán si quieren continuar en el sistema público: los pacientes ibicencos saben hablar en español, los turistas en inglés y los médicos que ejercen en Ibiza por lo menos chapurrean el ibicenco. Un enfermo necesita un buen médico, no el Diccionari català-valencià-balear de aquel gran filólogo que fue Borja Moll. Igual que Moll necesitaba la colaboración de expertos lingüistas para hacer su Diccionari y no al Dr. House. El catalán, enriquece, pero la tontería, empobrece.