A menudo decimos que todos los políticos son iguales, como una queja nihilista. Esta postura es peligrosa, porque nos conduce a la inactividad, al fatalismo, a la resignación. Y en esta caso es falsa, al menos desde hace unas semanas en que han brotado el partido Actúa Baleares y la movida (nunca mejor dicho) Mos Movem, liderada por la empresaria menorquina Úrsula Mascaró.

Es cierto que en la franja del centro-izquierda, incluyendo el PP, por supuesto, todos han llegado a un extraño consenso de aceptación del catalán impuesto en las escuelas y de dejación del español. Y con mayor o menor grado y agrado defienden el statu quo, es decir, la inmersión de los pobres chavales en esta lengua intrusa importada de Barcelona. Al igual defienden el sistema autonómico, sabiendo que ya es insostenible y que nos ha llevado a la ruina y a la inoperancia. Cada vez son más los que se atreven a decirlo (y por supuesto, ni un solo político en activo): España no puede financiar el gasto corriente, de hecho un despilfarro injustificable, de las Autonomías y pagar al mismo tiempo las ventajas del Estado de Bienestar. Más pronto o más tarde los españoles tendremos que elegir uno u otro, ambos son incompatibles.

No sé el éxito que tendrá Jorge Campos porque la prensa y los medios en general les ningunean, pero de momento es quien explica con mayor claridad su programa: derogar todas las leyes que han servido para levantar el entramado de la inmersión, empezando por la ley de Normalización Lingüística de 1986, que aprobó el PP.

Tanto Ciudadanos como PP tendrán que explicarse ante los electores. De momento queda un año que será muy movidito.
@MarianoPlanells