Las víctimas del capitalismo somos los que tenemos una nómina modesta, nos suena el despertador a las seis de la mañana y, encima, nos muelen a impuestos y no nos suben el sueldo y tenemos que callarnos porque encontrar un buen trabajo en España es imposible. Con los seis o siete mil euros que nos quitan de la nómina anualmente tenemos que mantener a individuos como el senador Ramón Espinar, aquel que sacó una suculenta plusvalía de un piso que debería haber ido destinado a los pobres que tanto defiende. A propósito del infarto que le dio a un senegalés a doscientos metros de su casa, en el barrio madrileño de Lavapiés y al que intentó salvarle la vida la policía municipal, Espinar, dando por hecho que la actuación policial fue deficiente, tuiteó que «hemos fracasado como democracia». Habrás fracasado tú. En España hay democracia, imperfecta, pero fíjate si la hay, Ramón, que el sistema nuestro deja que politólogos de bajo perfil como tú sean hasta senadores. Fíjate si el sistema democrático español es sólido que hasta permite que en su seno aniden los antisistema cuya tarea es cargarse lo poco bueno que tenemos. ¿Incendiar graneros? Eso lo hace cualquiera. En México hay una economía informal impresionante, pero nadie entra en esa economía porque está toda controlada por la mordida. Allí un mantero no podría vender, aquí sí. Hay manteros que llevan 25 años en España, los han detenido un rato miles de veces y siguen vendiendo y sacándose unos euros pese a no tener papeles y sí acceso por diversas vías a la Sanidad. La policía, generalmente, suele hacer la vista gorda cuando los ve, los persiguen un poco y luego les dejan volver a poner los puestos. Fíjate si hay democracia.